Las dificultades para obtener un patrocinador para aplicar al proceso del parole humanitario que ofrece Estados Unidos estaría jugando en contra de los nicaragüenses, lo que les pondría en desventaja frente a los venezolanos, cubanos y haitianos que también se pueden beneficiar con esta medida anunciada a principios de enero por el gobierno del presidente Joe Biden.
Para ser tomado en cuenta como potencial aspirante al permiso temporal de residencia que se ofrece, se debe contar con el aval financiero de un patrocinador, que viva legalmente en cualquier punto estadounidense y que llene el formulario. Este debe demostrar, con estados financieros y declaraciones de bienes, que tiene capacidad para mantener la estadía del que quiere migrar.
Este sería, entre otro, uno de los principales factores que afecta a nicaragüenses.
Un reporte de la prensa local informa que también incide lo reducido de la comunidad de Nicaragua que vive legalmente en Estados Unidos. A esto, reporta, se suma la difícil situación económica a pesar de vivir en el país norteamericano, la poca cultura de ahorro y hasta el poco dominio del idioma inglés.
Aunque aún no se han revelado datos, la embajada de Estados Unidos en Managua informó que los primeros ciudadanos nicaragüenses ya han sido aprobados para el nuevo programa de parole. Sin embargo, se estima que la cifra es mucho menor que la de cubanos, haitianos y venezolanos, quienes tendrían menos problemas para contar con un patrocinador.
“El nuevo programa de parole comienza con identificar una persona de apoyo en Estados Unidos. Puede ser una organización, amigo, pariente lejano o pareja que tenga estatus legal en EE. UU. y disponga de los suficientes recursos económicos”, dice la misma embajada en su cuenta en Twitter.
Y ese es el dilema. Los dispuestos a ser patrocinadores y que podrían aplicar son principalmente familiares.
En Estados residen menos de 500,000 nicaragüenses, una cifra pequeña comparada con los cubanos, que fácilmente podría ser el triple.