El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fuerza Pública de Costa Rica realizaron un operativo de gran envergadura en la ciudadela de La Carpio, en La Uruca, San José, como parte de los esfuerzos por desarticular varios grupos criminales vinculados al narcotráfico y a la violencia en la zona.
El operativo en el populoso asentamiento, que mantiene completamente cerrado el acceso, tiene como objetivo capturar a miembros de bandas criminales que han sembrado el caos en esta comunidad.
Entre los grupos criminales se encuentra la banda conocida como “Los Coyotes”, implicada en balaceras y amenazas violentas, incluyendo la advertencia de quemar la delegación policial del lugar.
Se les acusa de estar detrás de la venta de drogas y disputas territoriales que han provocado varios heridos en las últimas semanas, entre ellos un niño de 10 años.
La magnitud del despliegue policial, que incluyó más de 20 vehículos oficiales, ha causado un trastorno significativo para los residentes.
Decenas de trabajadores y estudiantes se han visto obligados a caminar varios kilómetros para alcanzar las paradas de transporte público más cercanas.
Durante la mañana, agentes de la Sección de Delitos Contra la Integridad Física y Tránsito llevaron a cabo 5 allanamientos en la zona, lo que resultó en la detención de tres personas identificadas como Morales, Hurtado y Guzmán, de 24, 28 y 18 años, respectivamente.
Los detenidos están vinculados a una balacera ocurrida el pasado 26 de agosto, en la que tres hombres resultaron heridos, uno de los cuales falleció posteriormente en el hospital.
Las autoridades siguen buscando evidencia que permita conectar a más sospechosos con actividades delictivas, en un esfuerzo por reducir la creciente ola de violencia que ha afectado a Costa Rica en los últimos años.
Este tipo de operativos se enmarcan en una estrategia más amplia del gobierno costarricense para combatir el narcotráfico, un desafío cada vez mayor para un país que hasta hace poco se consideraba relativamente seguro en comparación con sus vecinos centroamericanos.
Desde el 2023, Costa Rica ha enfrentado una escalada sin precedentes en la actividad del crimen organizado, principalmente relacionada con el tráfico de drogas y las disputas entre bandas que buscan controlar territorios estratégicos.
Este fenómeno ha incrementado los homicidios, la violencia y la inseguridad en distintas regiones del país, afectando especialmente áreas urbanas como San José y Limón, así como las zonas fronterizas.
El aumento en el flujo de drogas hacia mercados internacionales ha convertido a Costa Rica en un nodo crítico para el narcotráfico regional.