La reciente tragedia en la zona residencial de San José, Costa Rica, donde Otoniel Orozco Mendoza, un nicaragüense nacionalizado costarricense, fue asesinado, ha desencadenado una ola de comentarios xenófobos y discursos de odio contra la comunidad migrante en el país centroamericano.
Según declaraciones de Jhoswel Martínez, presidente de la Asociación Intercultural de Derechos Humanos (ASIDEHU), este suceso es sólo la punta del iceberg de una problemática que ha estado creciendo en los últimos años.
“No es la primera vez que estallan estos discursos”, mencionó Martínez, haciendo referencia a la muerte del nicaragüense Natividad Canda en 2005 en las fauces de perros rottweiler ante policías, un incidente que aún resuena en debates y generación de ofensas.
De acuerdo a Martínez, la xenofobia se ha manifestado de manera exacerbada contra la comunidad nicaragüense refugiada en Costa Rica, la mayoría de los migrantes en el país, que huyen de la dictadura en Nicaragua.
Datos de ACNUR indican que casi un millón de nicaragüenses han huido de Nicaragua desde 2018, cuando la dictadura de la familia Ortega-Murillo inició una sangrienta represión que provocó 355 muertes, miles de heridos y decenas de miles de desaparecidos, torturados y secuestrados.
Desde entonces, más de 250,000 nicaragüenses han solicitado refugiado en Costa Rica y cerca de un millón se han dispersado en Estados Unidos, Centroamérica y Europa.
La violencia xenófoba, principalmente en redes sociales, pero también en espacios públicos y sociales, se ensaña contra nicaragüenses en estado de vulnerabilidad, alertó Martínez.
“Estamos profundamente preocupados por la creciente ola de ataques xenófobos, de odio contra la comunidad migrante, sobre todo en contra de la comunidad nicaragüense (en Costa Rica)”, expresó Martínez.
El crimen de Orozco Mendoza, acribillado de 14 balazos por un vecino costarricense, ha puesto de manifiesto las graves consecuencias humanas de la xenofobia en la sociedad costarricense.
De acuerdo con vecinos y testigos, el homicida no toleraba tener por vecino a un nicaragüense en un condominio de clase media y había tenido roces y conflictos con la familia de la víctima.
El caso está investigación y el tirador está bajo prisión preventiva por tres meses.
“Denunciamos y condenamos este acto, dando nuestro pésame a la familia. Este no es un acto que se dé aislado. Son actos que se han estado premeditando, como puede verse en el historial de discursos de odio contra la víctima”, agregó Martínez.
La situación se agrava con la constatación de un aumento de la xenofobia y los discursos de odio en Costa Rica, según un estudio de Naciones Unidas en 2023.
“El crimen de odio en Costa Rica se está regularizando”, concluyó Martínez, destacando la urgencia de abordar esta problemática en el país.