El panorama de seguridad en Guatemala cerró 2024 con cifras que reflejan tanto avances como desafíos. Aunque los homicidios continúan una tendencia a la baja observada desde 2009, las extorsiones han experimentado un alarmante incremento, lo que plantea interrogantes sobre las dinámicas del crimen organizado y la capacidad de respuesta estatal.
El año anterior 2024 registró un total de 2,869 homicidios, 75 menos que en 2023, equivalente a una reducción del 3.6%. Esto situó la tasa interanual en 16.1 homicidios por cada 100,000 habitantes, una mejora respecto al 16.7 del año anterior.
Sin embargo, esta disminución fue acompañada por algunos meses donde los índices de violencia homicida superaron las proyecciones históricas, lo que sugiere posibles factores atípicos que merecen una investigación más profunda.
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) confirmó esta leve reducción, registrando 141 necropsias menos relacionadas con posibles crímenes entre 2023 y 2024. No obstante, la cantidad de lesionados aumentó significativamente, con 3,261 casos en 2024 frente a los 2,816 de 2023, un alza del 15.8 %.
Este aumento podría reflejar un cambio en las dinámicas de la violencia, con más personas heridas que logran sobrevivir, lo que también implica mayor presión sobre los servicios de salud.
La violencia en jóvenes: un alto costo social
En 2024, el 51.4 % de las víctimas de homicidio tenía entre 15 y 30 años, lo que representa casi 4 muertes diarias en este grupo etario.
Las consecuencias de esta violencia juvenil se evidencian a través del indicador de Años de Vida Potencialmente Perdidos (AVPP), que estima una pérdida de 68,054 años de vida en este rango de edad. Para toda la población en edad productiva (15 a 65 años), la cifra asciende a 107,923 años de vida perdidos, destacando el impacto económico y social que los homicidios generan en el país.
Patrones en armas y territorios
El arma de fuego sigue siendo el principal instrumento de homicidio en Guatemala, aunque su uso se redujo un 5.1 % en 2024. En contraste, los homicidios por estrangulamiento aumentaron un 36 %, afectando proporcionalmente más a mujeres (11.2 %) que a hombres (5.4 %).
En términos geográficos, los departamentos de Guatemala y Escuintla concentraron más del 50 % de los homicidios, mientras que municipios como Guatemala, Villa Nueva, y Mixco encabezaron las cifras, manteniendo posiciones similares a años anteriores.
Incremento alarmante de extorsiones
En contraste con los homicidios, las denuncias de extorsión experimentaron un incremento del 39 % de 2023 a 2024, pasando de 18,096 a 25,151 casos. Este aumento equivale a 19 extorsiones diarias adicionales. Los departamentos de Guatemala y Escuintla concentraron más del 50% de las denuncias, seguidos por Suchitepéquez, San Marcos y Sacatepéquez.
El alza de las extorsiones es considerada atípica desde 2019 y plantea serios cuestionamientos sobre las posibles causas. Expertos señalan factores como la diversificación de actividades delictivas por parte de grupos criminales, un posible incremento en la denuncia ciudadana o fallas en la prevención y persecución de este delito.
Desafíos hacia 2025
Aunque las cifras de homicidios muestran un progreso, el incremento de las extorsiones pone en evidencia la evolución de las dinámicas delictivas en el país. Guatemala enfrenta el reto de consolidar los avances en la reducción de homicidios mientras aborda de manera integral el impacto creciente de las extorsiones.
Es crucial que las autoridades fortalezcan las capacidades de investigación, aumenten la presencia preventiva en territorios clave y analicen con profundidad las causas estructurales que alimentan estos fenómenos. Solo así podrá alcanzarse un panorama de seguridad más estable y sostenible para 2025.