Siglos han pasado desde que la civilización maya consideraba a los jaguares (balam en maya) como un animal sagrado porque transmitía poder, cuyas cualidades exóticas de este felino siguen atrayendo a investigadores.
En Belice, un grupo de investigadores de la Facultad de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech) estudia los impactos de la extracción de madera sobre los jaguares, su hábitat de depredadores y presas, y su rol como especie paraguas (requiere grande extensiones para sobrevivir).
El proyecto, dirigido por Marcela Kelly, utiliza cámaras remotas y genéticas no invasivas para monitorear a los jaguares y otros felinos concurrentes en múltiples sitios de Belice, el único país que tiene un santuario en Cockscomb como un refugio para los jaguares, aves y otros mamíferos en riesgo de extinción.
Así como los mayas los adoraban, el hombre “moderno” se siente atraído por los jaguares para fines de caza. Esto ha llevado a que el felino se encuentre en la categoría de especies casi amenazadas por la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Las cámaras instaladas en la selva por el equipo liderado por Kelly permiten rastrear a los jaguares, animales nocturnos que les gusta recorrer largas extensiones. El equipo incluso realiza muestreos de heces y escatología molecular.
Kelly comenzó sus estudios de felinos en Belice en la década de 1990. En el año 2000 replicó la experiencia de un colega que estudiaba guepardos en Tanzania e instaló el primer equipo de “cámaras trampas” para capturar imágenes de jaguares, pumas y ocelotes.
“La idea era que tal vez podríamos aplicar esta técnica de cámara remota en una especie de selva, ya que nunca es posible verla en el campo. Es muy raro que puedas ir al campo y ver un jaguar. La técnica de la cámara remota fue simplemente fantástica. Funcionó muy bien”, dijo Kelly al portal de noticias de la universidad.
El equipo de investigadores, en el que participan también los estudiantes, analiza la densidad de la población de jaguares en 17 parques nacionales, incluyendo áreas taladas para la construcción de nuevos parques turísticos, así como zonas protegidas por las autoridades beliceñas.
Rob Nipko, estudiante y parte del equipo de investigadores, aseguró al portal de noticias que los análisis cuantitativos demuestran que la población de jaguares básicamente se mantiene sin variaciones. “No detectamos ninguna disminución importante ni aumento”, indicó.
Al equipo de Kelly se sumó el investigador Brett Jesmer en 2021, quien tiene experiencia en ungulados o mamíferos con pezuñas. Su incorporación amplió el espectro de estudio y se incluyó el estudio de los venados cola blanca y los venados colorados, dos especies que sirven de alimento para los grandes felinos.
“Los beliceños están muy interesados en la investigación del venado cola blanca porque les gustaría tener temporadas de caza más informadas y reguladas que se basen en datos reales, similar a la que tenemos en Estados Unidos”, dijo Kelly, quien se muestra más interesada en determinar si estos mamíferos rumiantes son suficientes para alimentar a los jaguares.
Este año comenzaron los estudios de la historia natural básica y la ecología de los ciervos en Belice, para luego expandirse a los pecaríes (cerdos salvajes) y los tapires, que están relacionados con los rinocerontes.
En 2022, los investigadores capturaron a ocho ciervos con dardos sedantes para instalar collares con GPS, además de recoger muestras biológicas para evaluar el estado de salud de los animales.
“El collar de seguimiento GPS nos permite comprender sus movimientos y preferencias de hábitat. También nos brindan una forma de monitorear su supervivencia porque sabremos cuándo mueren y luego podremos entrar y ver por qué murieron”, indicó Jesmer.
Los primeros resultados de la investigación son alentadores y han permitido a los investigadores determinar que los ciervos en Belice son más activos durante el día, a diferencia de otras regiones donde tradicionalmente se mueven en horas nocturnas y al amanecer. Esto, explicó Jesmer, ocurre porque sus depredadores en el país centroamericano, como los jaguares o pumas, salen a cazar durante la noche.
El equipo de investigadores es el encargado también de dar mantenimiento a las cámaras, limpiar senderos con motosierras y machetes en temperaturas por encima de los 37 grados centígrados. El trabajo del campo es supervisado por Darby McPhail y David Lugo, quienes además se encargan de apoyar a los estudiantes que llegan a Belice.