Cientos de miles de nicaragüenses celebrarán la noche de este 7 de diciembre, la tradicional fiesta de La Gritería, que resuena con ecos de fe y resistencia en una Nicaragua sumid en tensiones políticas y en las ciudades donde la diáspora nicaragüense, dispersa por el mundo, mantiene viva una de sus tradiciones más queridas.
Esta celebración, dedicada a la Virgen María y marcada por cánticos fervorosos de “¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!”, enfrenta hoy el desafío de realizarse bajo la vigilancia y persecución del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra la Iglesia católica y sus fieles.
La tradición: fe y celebración popular
Desde hace más de un siglo, La Gritería reúne a los nicaragüenses católicos en una explosión de fe y devoción.
La costumbre, nacida en León en 1857, celebra la Purísima Concepción de María con altares adornados de flores, luces y dulces, donde los fieles cantan en honor a la Virgen y reciben regalos tradicionales como caramelos, frutas y cañas de azúcar.
Todos los 7 de Diciembre los nicaragüenses celebramos la tradicional ‘Gritería’, una fiesta católica y cristiana popular en honor a la Inmaculada Concepción de María, considerada la Madre y Patrona de Nicaragua por la Iglesia católica del país y sus feligreses. #LaGriteria… pic.twitter.com/JEuvslNqXf
— Religious Freedom Nicaragua (@RFN2023) December 7, 2024
Esta fiesta, única en su tipo en la región centroamericana, simboliza la alegría mariana y la identidad cultural de Nicaragua.
La festividad se extiende desde la caída de la tarde hasta la medianoche, con familias recorriendo las calles para visitar los altares y cantarle a la Virgen, a cambio de golosinas, frutas, suvenires y comestibles tradicionales.
Sin embargo, este año, el eco de los cánticos será de nuevo ensombrecido por el temor y el silencio impuesto por el régimen Ortega-Murillo, que ha intensificado su hostilidad hacia la Iglesia Católica y sus líderes desde las protestas sociales de 2018.
Altares bajo vigilancia y contradicción
En un grotesco contraste, mientras el gobierno encarcela y destierra a sacerdotes, prohíbe procesiones religiosas y confisca propiedades eclesiásticas, colocó altares gigantes dedicados a la Virgen María en las principales avenidas de Managua.
Estas instalaciones, rodeadas de vigilancia policial y banderas del régimen, desdibujan el espíritu popular de La Gritería.
“Celebramos porque nuestra fe está por encima de la opresión”, comentó un feligrés que prefirió no dar su nombre por temor a represalias.
En muchas parroquias, las celebraciones se llevan a cabo en el interior de los templos, lejos de la mirada del régimen, y con medidas de precaución ante posibles infiltrados que reporten actividades “subversivas”.
La Gritería en el exilio: la fe viaja con la diáspora
Lejos de su tierra natal, casi un millón de nicaragüenses, que han huido del país desde 2018 a causa de la crisis sociopolítica, han encontrado en La Gritería un vínculo con sus raíces y una forma de resistir al destierro.
En Costa Rica, donde se encuentra la mayor concentración de migrantes nicaragüenses, la festividad se organiza en iglesias de San José, Alajuela, Heredia y otras ciudades, con altares adornados con flores y luces y cantos que trajeron un pedazo de Nicaragua al exilio.
Nuestro Jefe de Misión, Kevin O’Reilly, se une a la alegría de los y las nicaragüenses en este día en que celebran la Gritería, celebración que refleja fe, devoción y unión.
Desde la Embajada, enviamos un saludo especial a quienes honran esta tradición llena de significado y… pic.twitter.com/hLuSOGN6rB
— USEmbassy Nicaragua (@USEmbNicaragua) December 7, 2024
Similarmente, en Miami, Los Ángeles y Houston, comunidades nicaragüenses celebraron con procesiones, tamales y fervor, recordando las calles de su Managua natal.
“Es una mezcla de alegría y nostalgia. Cantamos porque es lo que nos conecta con nuestra identidad, pero cada canción también nos recuerda lo que dejamos atrás”, expresó Rosa López, una migrante que asistió a la Gritería de sus amigas nicaragüenses en un apartamento de Madrid, España.
La paradoja de la resistencia y la fe
Mientras tanto, la represión en Nicaragua contrasta con el espíritu de unidad que representa La Gritería.
La Iglesia Católica, que históricamente ha sido un pilar de esta tradición, enfrenta ataques sistemáticos, desde el encarcelamiento y destierros de obispos y monjas, hasta la confiscación de propiedades religiosas.
Sin embargo, la celebración persiste como un acto de resistencia espiritual, una afirmación de identidad frente al autoritarismo.
“La Virgen es nuestra esperanza, y este día nos unimos como pueblo, estemos donde estemos”, dijo un joven migrante en Heredia, donde se congregó con decenas de amigos nicaragüenses para viajar la Iglesia San Isidro Labrador del cantón de Vázquez de Coronado, de San José, donde cada 7 de diciembre se instala un altar lleno de flores y banderas azul y blanco, los colores de su patria.
Un futuro incierto, una fe inquebrantable
A pesar del dolor del exilio y la incertidumbre en Nicaragua, La Gritería sigue siendo un símbolo de fe, unidad y resistencia para los nicaragüenses dentro y fuera del país. En cada cántico y en cada altar, resuena la esperanza de un futuro mejor, donde las tradiciones puedan celebrarse en libertad y sin miedo.

“Hoy más que nunca, La Gritería es un grito de fe, pero también de justicia. Cantamos a la Virgen, pero también por la libertad de Nicaragua”, concluyó una mujer de nombre “Chilo”, en el mercado de Heredia, a donde llegó a comprar ingredientes para cocinar cajetas y dulces tradicionales de Nicaragua, que repartirá esta noche con su familia en la pequeña casa rentada donde espera gritar con fe esta noche: ¿Quién causa tanta alegría?