En medio de ataques de todo tipo, que incluyen el encarcelamiento de sus principales ejecutivos y el robo de sus instalaciones y por completo el equipo de impresión, La Prensa de Nicaragua cumple este 2 de marzo 97 años de vida y se mantiene como el “pilar informativo” de los nicaragüenses.
A pesar de la escalada de golpes de la dictadura Ortega-Murillo contra este diario, que con los años se convirtió en un soporte para la sociedad, el periódico propiedad de la familia Chamorro se resiste a ser callado y aunque ha dejado de circular como impreso, mantiene sus actividades informativas en plataformas digitales y con una redacción que trabaja desde el exilio.
Pero si de algo sabe mucho La Prensa es de hacer periodismo, recibir estocadas y reponerse. Su director, Pedro Joaquín Chamorro fue asesinado a tiros el 10 de enero de 1978 en Managua en medio de la dictadura de Anastacio Somoza y el periódico continuó operando. Chamorro, desde 2012 Héroe Nacional de Nicaragua y nombrado “mártir de las libertades públicas”, fue opositor de Somoza.
El diario continuó informando con los años sobre el derrocamiento de Somoza, la revolución sandinista, el ascenso al poder de Daniel Ortega, su derrota electoral en 1990 (en la que ganó la presidencia la viuda de Pedro Joaquín Chamorro, Doña Violeta, como le llaman en el país), la transición de dos gobiernos democráticos más y la reelección de Ortega, quien ahora viste como el verdugo del periodismo.
“Llama de la esperanza de los nicaragüenses”
Asfixiada por los robos de todos sus bienes, que según la dictadura Ortega-Murillo fue una “confiscación”, La Prensa mantiene izada la bandera del periodismo por y para los nicaragüenses.
“Como dice el gerente general de La Prensa, expreso político, desterrado hace tres semanas, ‘La Prensa mantiene viva la llama de la esperanza de los nicaragüenses’”, expresó Eduardo Enriquez, editor jefe del periódico y quien ahora trabaja desde el exilio.
La frase en cuestión es de Juan Lorenzo Holmann, quien permaneció más de 500 días arrestado en la temida cárcel El Chipote, descrita por muchos como una cárcel de torturas.
“Cualquiera pensaría que es momento de apagar los servidores, porque ahora solo somos un periódico digital, y dejar de hacer el esfuerzo de informar. Sin embargo, La Prensa es una entidad… que tiene mucho futuro”, sostiene Enríquez.
El periódico sobrevive de las suscripciones para acceder a todos los contenidos en su sitio laprensani.com, de los anuncios digitales y del apoyo de organismos democráticos.
“Seguimos siendo una redacción ágil para informar, a pesar del exilio”, agrega Enríquez.
El dictador nicaragüense trató de asfixiar a La Prensa hace unos años cuando le confiscó papel y tinta por más de un año, lo que obligó a suspender los tirajes. Después, el mismo Ortega ordenó los golpes más bajos, como los arrestos de los ejecutivos (entre ellos Cristiana Chamorro y Pedro Joaquín Chamorro Barrios) y posterior condena sin pruebas por lavado de dinero y otros delitos.
Cristiana era precandidata presidencial cuando fue detenida. Ambos fueron liberados el 9 de febrero pasado y desterrados por el régimen.
“No queda otra opción más que continuar en esta labor de información, de explicación de los hechos, de opinión y de dar un espacio para los que quieran opinar, que cada vez son menos en Nicaragua por temor”, agrega Enríquez.
Convencidos de su labor y de su compromiso, los periodistas de La Prensa celebran a la distancia y siguen reportando mucho de lo oscuro que ocurre en Nicaragua.
Como tantos otros que han salido de su país ante los ataques frontales de un gobierno embelesado con el poder y el dinero, los empleados de esta república de papel (como se le llamó hace unas décadas) ahora convertida en república digital, sostienen que seguirán informando, porque Nicaragua vale la pena.