La grave sequía que afecta a Panamá se está convirtiendo en una verdadera amenaza para el Canal de Panamá, por donde transitan unos 14 mil barcos anualmente y es una vía clave para el comercio mundial.
“Las condiciones actuales están creando una sequía sin precedentes, y hasta ahora ha producido el año más seco registrado desde 1950”, declaró un comunicado del administrador del canal, Ricaurte Vásquez Morales.
“Es un tema que el Canal de Panamá ha venido advirtiendo por muchos años. Simplemente, nunca sabíamos en qué año iba a ocurrir un caso como el que estamos experimentando ahora, pero que podría pasar en cualquier momento”, aseguró Vásquez Morales.
Inaugurado en 1914, el canal se ha convertido en una parte esencial de la cadena de suministro global, conectando los océanos Atlántico y Pacífico, dividiendo América del Norte y del Sur. El canal acorta los viajes en más de 12 mil kilómetros gracias a su ruta de 82 kilómetros de largo.
Lo que hace que la sequía de este año sea más preocupante es que los meteorólogos están pronosticando el inicio inminente de El Niño, un patrón meteorológico que generalmente trae condiciones más secas de lo normal en gran parte de América Central.
En emergencia
El gobierno panameño ya ha declarado una emergencia climática, y sus asesores sugieren que los niveles de agua en el canal aún podrían caer aún más, tal vez hasta tan solo 78,2 pies a finales de julio.
Si esto sucediera, el número de buques capaces de utilizar esta importante ruta comercial podría reducirse de 36 barcos por día a solo 28.
El Canal de Panamá requiere 200 millones de litros de agua para permitir el paso de un solo buque a lo largo del canal, agua que se genera en gran medida a partir del lago Gatún en el centro de la vía fluvial, que se está secando rápidamente.
Por ello, según la Autoridad del Canal, se mantendrá las medidas de ahorro de agua durante los meses de lluvia para recuperar el nivel de los lagos y así garantizar el recurso hídrico para el consumo humano sin afectar, en la medida de lo posible, los tránsitos por la vía interoceánica. No obstante, se estima que el impacto económico es inevitable.
Desde el pasado 3 de enero, el Canal puso en marcha una serie de medidas de ahorro de agua en sus operaciones para garantizar el recurso hídrico con el que se abastece a la población y ofrecer un servicio confiable y competitivo a los clientes durante la temporada seca.