El empresario Gilbert Hernán Bell Fernández, recientemente incluido en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, ha negado relación con actividades ilícitas y afirma que todos sus negocios son legales, producto de su “trabajo y esfuerzo”.
Gilbert Hernán Bell Fernández es un empresario costarricense con una larga trayectoria en el ámbito empresarial de Costa Rica, sobre todo en la zona de Limón, provincia caribeña de Costa Rica. Ha sido conocido por su participación en diversos sectores económicos, incluyendo el comercio y la industria.
La OFAC de Estados Unidos, en su lista, lo menciona bajo el alias de “Macho Coca” y lo etiqueta como un “narcotraficante violento”. Sin embargo, Bell Fernández ha enfatizado que en casos anteriores en los que se le imputaron cargos por tráfico de drogas y legitimación de capitales, se dictaron sobreseimiento definitivo y desestimación en los tribunales costarricenses, respectivamente.
En sus declaraciones, el empresario, cuyas cuentas han sido congeladas por orden de Estados Unidos, solicitó conocer las causas en las que está siendo investigado para ejercer su derecho a la defensa. Además, manifestó estar a disposición de las autoridades en caso de ser requerido en relación con estas investigaciones.
Bell Fernández también hizo hincapié en que ha sido objeto de un “ataque mediático” durante varios años.
Su abogado, Manrique González, respaldó su posición, afirmando que “la orden emitida por el Gobierno de Estados Unidos no afecta de ninguna manera a don Gilbert Bell Fernández, ya que él no posee bienes ni negocios en ese país ni en ningún otro. La inmovilización de cuentas tampoco tiene repercusión en Costa Rica. Don Gilbert Bell rechaza rotundamente cualquier vínculo con actividades delictivas”.
La inclusión en la lista de la OFAC es un tema que ha generado interés en la comunidad empresarial y legal de Costa Rica, y se espera que continúe siendo objeto de seguimiento en el futuro, sobre todo porque Costa Rica sufre una inédita ola de violencia homicida por la guerra de los carteles narcos por territorios y rutas de trasiego de drogas.