Millares de creyentes se dan cita este 12 de diciembre en la Ceiba de Guadalupe,
una basílica, en Antiguo Cuscatlán, una de las ciudades del Gran San Salvador, para venerar a la Virgen Morena, una tradición que en El Salvador lleva décadas.
Niños ataviados con ropas que asemejan a las del indígena mexicano, Juan Diego (a quien la virgen se le apareció, de acuerdo a la historia católica), con arreglos florales coloridos y con su devoción prácticamente en las manos, los visitantes hacen largas filas esperando turno para apreciar la imagen de la Morena del Tepeyac.
De acuerdo al sacerdote Eduardo Ayala, para este martes esperan a por lo menos 80,000 personas en el templo.
Afuera de la iglesia, una pequeña feria es instalada cada año, donde los comerciantes ofrecen golosinas y pequeños juguetes y recuerdos a los visitantes.
La humildad y el agradecimiento son dos de las características de los devotos. Algunos recorren cientos de kilómetros desde el interior del país, para sumarse a la fiesta guadalupana, cargada de fe e importada desde México.
Las romerías a la Virgen de Guadalupe comienzan unos 2 o 3 días antes del 12 de diciembre.
Debido a la afluencia de personas, las autoridades montan despliegues “especiales” en la zona y restringen el paso en algunas calles adyacentes al templo (que fue construido entre 1904 y 1951).