Nicaragua: continúa la ola de secuestros contra sacerdotes y cristianos

Otra arremetida contra la Iglesia Católica deja a dos religiosos detenidos. Pese a las denuncias, el régimen mantiene los ataques.

En una nueva escalada de represión, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua ha llevado a cabo 2 nuevos secuestros este 10 de agosto.

Las víctimas son el padre Leonel Balmaceda, de la parroquia Jesús de Caridad en La Trinidad, Estelí, y Carmen Sáenz, ex funcionaria judicial y colaboradora de la Curia Episcopal de Matagalpa.

Sáenz, quien hasta la insurrección de abril de 2018 ocupó un cargo de alto nivel en el Complejo Judicial de Matagalpa, recientemente trabajaba en procesos de nulidad matrimonial en la Curia.

Por su parte, el padre Balmaceda se suma a la creciente lista de religiosos perseguidos por el régimen.

Estos incidentes ocurren en la misma semana en que la codictadora Rosario Murillo anunció el destierro a Roma de siete sacerdotes previamente secuestrados, en lo que se percibe como una nueva jornada de terror y persecución religiosa en el país centroamericano.

La situación ha generado fuertes denuncias internacionales.

Estados Unidos ha condenado repetidamente la persecución religiosa en Nicaragua, calificándola como una violación sistemática de los derechos humanos y la libertad religiosa.

El Departamento de Estado ha instado al régimen de Ortega a cesar inmediatamente estos actos de represión contra la Iglesia Católica y sus fieles.

Por su parte, expertos en derechos humanos de la ONU han expresado su profunda preocupación por lo que describen como una campaña de hostigamiento y criminalización contra líderes religiosos en Nicaragua.

Han señalado que estas acciones no solo violan los derechos fundamentales de libertad religiosa y expresión, sino que también representan crímenes de lesa humanidad a la luz de los Estatutos de Roma de la Corte Penal Internacional.

La situación en Nicaragua continúa deteriorándose, con la Iglesia Católica y ex funcionarios judiciales entre los principales blancos de la represión gubernamental.

La comunidad internacional observa con preocupación el constante aumento de violaciones a los derechos humanos en el país, mientras crece el llamado a acciones concretas para poner fin a esta crisis.

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