El exiliado obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, dijo que los pueblos no pueden acostumbrarse a situaciones inhumanas, como las que viven los nicaragüenses bajo la dictadura del país centroamericano y no deben ni pueden ser asumidas como normales.
Haciendo referencia a la historia bíblica de Ezequiel, quien fue llamado por Dios para acompañar al pueblo de Israel cuando tuvo que irse al exilio por las acciones que se desarrollaban en esa época, Báez, una de las víctimas del régimen, sostuvo que “el pueblo de Israel había sido víctima de las injusticias y violencias de los poderosos y ahora se encontraba sin futuro en el exilio. A este pueblo el profeta le recuerda de parte de Dios que todos podemos cambiar, que el malvado puede dejar la maldad y que la historia se puede y se debe cambiar. Los pueblos no pueden ser marionetas del poderoso de turno, ni deben conformarse con repetir una y otra vez los mismos errores del pasado”.
Báez está exiliado en Florida, Estados Unidos.
De acuerdo con el obispo, Ezequiel puso de manifiesto la posibilidad del cambio del pueblo y de la transformación de su historia, acción que ha tratado de relacionar con la situación que vive el pueblo de Nicaragua a manos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“En el exilio, el profeta Ezequiel animó la esperanza de un pueblo sin futuro”.(Homilía de @silviojbaez 1/Oct/2023). Monseñor Báez, usted es el profeta “Ezequiel” de nuestros tiempos con más de 600 mil nicaragüenses en el exilio x la represión de Ortega y Murillo. pic.twitter.com/pWa0Wj6ukO
— María Lilly Delgado (@MLillyDelgado) October 1, 2023
“Su enseñanza sigue siendo válida hoy. La historia no está escrita para siempre, no hay determinismos que la condicionen en modo fatalista. Lo peor que puede ocurrir a los pueblos es acostumbrarse a situaciones inhumanas que, sin darnos cuenta, se llegan a asumir El mensaje invita a ser perseverante y a tener la esperanza en que los cambios llegan cuando menos se esperan, por lo que él no recomendó resignación sino la aspiración a vivir mejor.
“Un pueblo no puede resignarse a prolongar indefinidamente su misma historia. Es verdad que el pasado no se puede borrar, pero sí se puede superar y mejorar”, reflexionó.
“A veces el futuro de los pueblos es incierto, hay cansancio, errores, intentos fallidos, luchas inútiles y decepciones. Podemos llegar a pensar que ya no hay solución y que no nos queda otra opción que acomodarnos y acostumbrarnos al sometimiento, al silencio temeroso, al despojo de nuestra dignidad y de nuestros bienes. No lo permitamos, no lleguemos a creer que ya no hay nada qué hacer. No hay que desanimarse”, agregó.
“Dios se complace en que luchemos por un futuro nuevo, sabe que podemos hacerlo y quiere que lo construyamos”, manifestó.
Por tal razón, el religioso dijo que aunque muchos se encuentren en el exilio, como es su caso y el de centenares de nicaragüenses, “no se debe perder la esperanza a pesar del sufrimiento que padecían en tierra extranjera”.
“Dios cree en nosotros siempre, confía en que somos capaces de construir una nueva historia. También nosotros deberíamos confiar más en este Dios bueno y justo, que sopla aires de vida en nuestras débiles existencias, transforma nuestros corazones de piedra y nos da fuerzas para ser arquitectos de un nuevo futuro de fraternidad y justicia, de verdad y libertad”, concluyó monseñor.