Obispo salvadoreño en Washington destaca el impacto de los inmigrantes en la grandeza de EEUU

El obispo Evelio Menjivar, radicado en Estados Unidos desde 1990, destaca cómo los migrantes contribuyen a la grandeza de la nación, compartiendo su experiencia personal de superación y servicio a la comunidad.

Evelio Menjivar, un inmigrante salvadoreño que llegó a Estados Unidos en 1990, se ha convertido en una figura prominente en la Iglesia Católica de Washington, D.C., donde desempeña el cargo de obispo auxiliar. Menjivar, quien es el primer obispo salvadoreño en una arquidiócesis que alberga a más de 200,000 compatriotas, compartió recientemente sus reflexiones sobre el papel fundamental de los inmigrantes en el fortalecimiento de la nación estadounidense.

En una entrevista con “EWTN News in Depth”, Menjivar destacó con firmeza su convicción de que los inmigrantes son una de las claves para que Estados Unidos sea una nación grande y próspera.

“Los inmigrantes contribuyen enormemente a mejorar la sociedad”, afirmó, subrayando cómo su dedicación y trabajo arduo transforman el país.

Menjivar, quien al llegar a Estados Unidos trabajó en diversos oficios manuales, sintió el llamado al sacerdocio tras varios años de esfuerzo en tierras extranjeras.

Fue ordenado sacerdote en 2004, y tras casi 2 décadas de servicio en Washington, fue nombrado obispo auxiliar por el Papa Francisco en 2022.

El obispo relató su experiencia como inmigrante y su anhelo de contribuir al progreso del país que lo acogió. “Vine a este país con 20 años, con el deseo de trabajar, estudiar y ser parte de la construcción de esta gran nación que, con el tiempo, se convirtió en mi hogar”, declaró en la entrevista con Montse Alvarado, presidenta de EWTN News.

Sin embargo, Menjivar también compartió que su camino hacia Estados Unidos no fue fácil. Intentó ingresar en tres ocasiones antes de llegar a Los Ángeles.

“No me siento orgulloso de haber cruzado la frontera sin documentos, pero es un testimonio de que muchos inmigrantes cruzan con buenas intenciones”, expresó, agregando que las dificultades económicas y la violencia en su país natal fueron factores decisivos para emigrar.

Menjivar explicó que la situación en El Salvador, marcada por la guerra civil y la violencia, obligó a muchas familias a abandonar sus hogares.

“Crecí en medio de la guerra civil, con un país devastado por la violencia. En 1982, mi familia tuvo que dejar nuestro pueblo, y la situación empeoró hasta que abandonamos El Salvador en 1990″, recordó el obispo.

La guerra, que continuó hasta 1992, cobró numerosas vidas, incluidos sacerdotes y religiosas, lo que dejó una huella profunda en su vida y la de muchos otros migrantes.

El obispo describió la experiencia de la inmigración como un “viaje lleno de incertidumbre, miedo, pero también de esperanza”, resaltando la fortaleza y determinación que los migrantes demuestran al arriesgar sus vidas para buscar un futuro mejor.

Durante su ordenación episcopal, el cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington en ese entonces, elogió el compromiso de Menjivar con aquellos trabajadores que, en muchas ocasiones, enfrentan salarios injustos en su lucha diaria por ganarse la vida.

“Nunca olvides tus raíces”, le aconsejó el cardenal, una reflexión que Menjivar recuerda con gratitud.

El obispo considera que esta conexión con sus orígenes lo hace más empático con las historias y desafíos de los inmigrantes, quienes saben que él los entiende y valora su lucha.

Menjivar destacó que su experiencia trabajando en diversos oficios manuales, como limpieza, construcción y pintura, le enseñó el valor del esfuerzo y la dedicación. “Esa experiencia me ayudó a comprender lo que es trabajar con las manos, a aprender el verdadero significado del trabajo arduo”, concluyó el obispo, quien continúa siendo un ejemplo para aquellos que llegan a Estados Unidos en busca de una vida mejor.

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