Los obispos de Centroamérica llamaron a los países de la región a abordar con decisión los grandes desafíos sociales, con un enfoque particular en la migración, la justicia y el medio ambiente.
En la declaración final de la asamblea anual del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) que reunió en San Salvador a representantes de la Iglesia Católica, los religiosos expresaron su preocupación por la difícil situación de los migrantes, que siguen buscando una vida mejor huyendo de la pobreza, la violencia y la inseguridad.
Además, hicieron un llamado urgente a los gobiernos y a la sociedad para que adopten políticas responsables y sostenibles que respondan a las causas profundas de la migración y promuevan una cultura de acogida y solidaridad.
Llamado a la acción y solidaridad
La migración ha sido uno de los temas centrales de la asamblea. Los obispos reconocieron que, más allá de las cifras y las estadísticas, cada migrante es un hermano o una hermana que enfrenta un camino lleno de sufrimiento y riesgos.
“El futuro requiere políticas que aborden las causas profundas de la migración y ofrezcan mejores oportunidades locales”, destacaron en su mensaje.
#Mensaje del Secretariado Episcopal de América Central (#SEDAC) al concluir su Asamblea anual que se llevó a cabo en San Salvador.
Caminos de esperanza,
caminos de misión. pic.twitter.com/gkE7LVlFcp— Arquidiócesis de San Salvador (@arzobispadoss) November 29, 2024
La Iglesia se comprometió a continuar acompañando a los migrantes, refugiados y desplazados internos, defendiendo su dignidad y promoviendo su integración en las comunidades de acogida.
El SEDAC también presentó la carta pastoral “La vida se acercó y lo cuidé: Caminando con los migrantes, refugiados, desplazados internos y sobrevivientes de trata”, como un testimonio de su compromiso con esta causa.
La carta, fruto de la reflexión y oración, subraya la necesidad de acompañar a los migrantes no solo con palabras, sino con acciones concretas, y de darles espacio para que su voz sea escuchada y respetada.
Crítica a la explotación ambiental y minera
Otro de los temas urgentes que abordaron los obispos fue el cuidado de la “casa común”, un llamado que resuena fuertemente con las enseñanzas del Papa Francisco.
Los obispos expresaron su preocupación por la creciente explotación minera y el deterioro ambiental que afecta gravemente a las comunidades más vulnerables de la región. Reconociendo la rica biodiversidad de Centroamérica, los obispos insistieron en que la protección de los recursos naturales debe ser una prioridad para los gobiernos de la región, especialmente cuando estos afectan directamente a los pueblos que dependen de la agricultura sostenible y el turismo ecológico.
En un tono claro y firme, el comunicado exhortó a los gobiernos a adoptar políticas más responsables y a priorizar la vida humana y el medio ambiente sobre los intereses económicos de las grandes corporaciones mineras.
“No podemos permitir la explotación minera que dañe irreparablemente nuestros ecosistemas y la vida de nuestros pueblos”, afirmaron, haciendo eco de los principios de “Laudato Si”, la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado del medio ambiente.
El Parlacen: llamado a la revisión y la reforma
Con una visión crítica y realista, los obispos también abordaron el estado del Parlamento Centroamericano (PARLACEN). Señalaron con preocupación que este organismo, que en su origen fue concebido como un instrumento de integración regional y promoción de la justicia, ha sido desnaturalizado por intereses particulares que han debilitado su misión y credibilidad.
Los obispos expresaron que el Parlacen ha caído en una profunda crisis de imagen, convirtiéndose en un refugio para políticos que buscan inmunidad frente a procesos judiciales nacionales.
“La desnaturalización del Parlacen es un obstáculo para la integración real de nuestros pueblos”, afirmaron, haciendo un llamado a los representantes del Parlamento a recuperar su vocación ética y a actuar como verdaderos servidores de la región, comprometidos con la justicia, la paz y el desarrollo integral.
Unidad y solidaridad regional
En su mensaje final, los obispos no sólo convocaron a los gobiernos a actuar con responsabilidad, sino que también hicieron un llamado a las comunidades eclesiales y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que se sumen al esfuerzo de construir una región más justa, pacífica y solidaria.
Exhortaron especialmente a los jóvenes, pidiéndoles que, con su entusiasmo y alegría, sean el fermento de una nueva vida y de una sociedad que viva según los principios del Evangelio.
“La Iglesia es un hogar y una familia para todos, sin exclusiones. Que la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora Reina de la Paz, interceda por nosotros y por todos los que recorren estos caminos de dolor y esperanza”, concluyeron, invitando a todos a unirse a esta peregrinación espiritual y a vivir con esperanza y compromiso el desafío de ser misioneros en el mundo de hoy.