El fenómeno de El Niño podría traer efectos en la producción agrícola, elevando los precios de los productos y aumentando la seguridad alimentaria en cuatro países centroamericanos, advirtió este lunes un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación (PMA).
En el informe -“Puntos de acceso del hambre – Alertas tempranas de la FAO-PMA sobre la inseguridad alimentaria aguda” – las agencias de la ONU pide una acción humanitaria urgente para salvar vidas y medios de vida y prevenir el hambre y muerte de personas.
Según el reporte, los pronósticos estacionales sugieren una alta probabilidad de precipitaciones por debajo del promedio y temperaturas por encima del promedio en el período de junio a agosto y en adelante en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, típicamente asociado con el fenómeno de El Niño.
“Es probable que las condiciones secas en este período afecten la cosecha principal de maíz de Primera de 2023 en etapas críticas para el rendimiento de los cultivos, con efectos adversos en la producción”, señala el informe.
El informe advierte sobre un riesgo importante de condiciones de El Niño, que los meteorólogos pronostican que surgirán a mediados de 2023 con un 82 por ciento de probabilidad.
“El cambio esperado en los patrones climáticos tendrá implicaciones significativas para varios puntos críticos, incluidas lluvias por debajo del promedio en el Corredor Seco de América Central”, enfatiza el reporte.
Las agencias de la ONU advierten que se espera que la sequía persista durante el período de agosto a octubre, lo que posiblemente también afecte la cosecha principal de frijol de postrera.
“La disminución de las cosechas de granos básicos en 2023 podría reducir las reservas de alimentos para el consumo y la venta, aumentando la dependencia del mercado de 1,9 millones de pequeños agricultores en Centroamérica”.
Informe FAO-PMA
El informe también ve probable que la reducción de la producción interna de cultivos básicos ejerza una presión alcista adicional sobre los precios de los alimentos, que ya son altos.
“Si se materializan los déficits de producción, es probable que los altos precios de los alimentos persistan en 2023, lo que erosiona aún más el poder adquisitivo de los hogares y limita su acceso a los alimentos, con un impacto perjudicial en la seguridad alimentaria”, subrayan.
Según el informe, en Honduras, se estimó que aproximadamente 2,6 millones de personas (28 % de la población total) se enfrentaron a una inseguridad alimentaria aguda durante la temporada de escasez de junio a agosto de ligeramente por debajo de los 3,3 millones en el período de escasez de 2021.
En el caso de Guatemala, el número de personas que enfrentan una inseguridad alimentaria aguda en crisis o peor se estimó en 3,2 millones (19 % de la población analizada) entre octubre de 2022 y febrero de 2023, lo que representa un fuerte aumento de 2,5 millones en relación al año anterior.
“Se espera que el impacto de las condiciones secas en los medios de vida agrícolas y la seguridad alimentaria sea significativo en los cuatro países, donde la tasa de pobreza rural es de al menos el 50 %”, añade el informe.