Los lamentos y quejas de los salvadoreños fueron escuchados y desde este sábado, por un acuerdo entre gobierno y las aerolíneas que operan desde El Salvador, los viajeros pueden llevar alimentos nostálgicos como parte de su equipaje de mano sin pagar un recargo.
Y hablar de “alimentos nostálgicos” en un vuelo desde ese país centroamericano es hablar de ese plato con olor escandaloso que invade la cabina de cualquier avión, el pollo frito.
y contagiante olor a pollo frito.
La comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) confirmó que “a partir de hoy, las aerolíneas comerciales de pasajeros que operan en El Salvador permitirán una (1) bolsa de pollo frito en empaque de viaje como artículo personal sin cobro adicional, para que los viajeros puedan transportarla en cabina”.
Los alimentos deben ser comprados en las tiendas internas del aeropuerto internacional El Salvador Monseñor Romero, aclaró en su momento la CEPA.
Si alguien intenta llevar los alimentos nostálgicos desde fuera, pretendiendo que sean parte de su equipaje de mano, estos serán desechados.
Y el pollo frito preferido por los salvadoreños es, claro está, el Campero, que siendo guatemalteco ha sido adoptado como propio en el país más pequeño de Centroamérica. Aunque hay otras marcas muy arraigadas en el gusto de los cuscatlecos, como el Campestre.
Se dice que un hermano lejano, como le llaman los salvadoreños residentes fuera del país, es capaz de casi cualquier cosa por una pieza de ese condimentado pollo. Y aunque en la ciudad donde viva haya alguna sucursal Campero, prefiere las piezas que le llevan desde El Salvador, porque “sabe diferente, sabe a patria”.