El uso de la bacteria Wolbachia en mosquitos está siendo un exitoso experimento científico en Honduras. Una prueba reciente descubrió que ocho de cada diez mosquitos capturados en El Manchén, un suburbio de Tegucigalpa, son portadores de Wolbachia, una bacteria inofensiva que se encuentra en más del 50% de los insectos. Hace un año, casi ninguno de los mosquitos locales lo era. Esa es la conclusión de un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha estado trabajando en el proyecto.
La presencia de la bacteria reduce drásticamente la probabilidad de que los mosquitos transmitan enfermedades como el dengue, una enfermedad potencialmente mortal que afecta cada año a unos 100-400 millones de personas en todo el mundo.
“Aún es pronto para cantar victoria”, dice con cautela Edgard Boquín, coordinador del proyecto.
“En septiembre analizamos 294 mosquitos, y nos alegró mucho que el 85,7% fueran portadores de Wolbachia. Sin embargo, se trata de resultados preliminares. En el primer trimestre de 2025 se harán las pruebas definitivas que nos dirán hasta qué punto esta estrategia ha servido para reducir el impacto del dengue en El Manchén”, explicó Boquín.
El equipo del Proyecto de Prevención de Arbovirus de MSF en Tegucigalpa, liberó el año pasado en El Manchén más de ocho millones de mosquitos portadores de esta bacteria. Su esperanza era que los mosquitos prosperaran, se reprodujeran y transmitieran la Wolbachia de generación en generación. Reduciendo radicalmente la tasa de dengue en la zona.
Sin embargo, había muchas cosas que podían salir mal.
“Como seguíamos liberando mosquitos, cada vez había más en la zona, lo que causaba angustia a las comunidades locales. Al mismo tiempo, estalló otra epidemia de dengue en la capital. Esto hizo más difícil hablar a la gente sobre el dengue, pero al implicarles directamente en las actividades, pudimos cumplir el objetivo de las liberaciones”, afirma Boquín, coordinador del proyecto.
Boquín elogió el trabajo conjunto con las comunidades locales, las autoridades sanitarias hondureñas, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y el World Mosquito Program (WMP).
“¡Ha sido un verdadero trabajo en equipo! Es la primera vez que MSF y el WMP trabajan juntos en la prevención de arbovirus como el dengue. Nuestra fuerza en la participación comunitaria y la experiencia técnica del WMP se complementaron para hacer de esto una realidad”, añade Boquín.
Anteriormente, El Manchén tenía una de las tasas más altas de dengue de la ciudad. Sin embargo, en el último año se han registrado menos casos que en años anteriores, y las tasas son más bajas en comparación con otras zonas de la ciudad.
Aunque se cuida de mostrar demasiado entusiasmo antes de tiempo, Boquín se muestra esperanzado. “Esto es indudablemente prometedor”, dice, con una sonrisa de satisfacción.
Hasta finales de agosto, Honduras sumaba 147 fallecidos por dengue en lo que va de 2024 y más de 110.000 casos sospechosos de la enfermedad.
“Si seguimos por este camino, el método Wolbachia será una herramienta positiva para reducir el dengue en el país. Durante mucho tiempo hemos visto cómo la gente sufría a causa del dengue. Ahora oímos historias positivas de la comunidad de que algo está cambiando tras la liberación de los mosquitos portadores de Wolbachia. Esto da esperanzas a quienes han padecido el dengue o han visto enfermar a alguien cercano”, concluyó.