Afuera del Cuscatlán, en San Salvador, siguen llegando curiosos para preguntarle a los vendedores de los alrededores ¿qué pasó? Quieren saber de primera mano qué es lo que de verdad provocó que el sábado una avalancha humana causara la muerte de 12 aficionados al fútbol durante un partido de cuartos de final entre 2 de los equipos más populares del país.
Y después de la interrogante surgen las teorías. Son variopintas pero casi todas señalan a la directiva del equipo Alianza, que jugaba de local, como responsable directo o indirecto de la tragedia.
Este martes los salvadoreños se desayunaron con la noticia de un castigo nunca antes visto a un equipo de fútbol por parte de la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT): una multa de $30,000, un año sin afición al jugar de local y la eliminación del torneo. Y aunque algunos de quienes llegan al lugar de la tragedia dicen que es muy blanda, vuelven a preguntar ¿qué pasó?
¿Falló la logística?, ¿hubo venta de boletos falsificados?, ¿sobreoferta de entradas?, ¿una afición desbocada innecesariamente? Parece que fue una suma de estos y otros factores.
Uno de los vigilantes del estadio Cuscatlán dijo a Centroamérica 360 que no sabe “qué demonios ocurrió”.
“Estaba todo bien, la afición llegaba y llegaba, algo normal para un partido Alianza-FAS. De repente los de logística avisaron que algo ocurría, pero fue hasta varios minutos después que me enteré que había muertos”, contó el hombre que pidió no revelar su nombre para evitar líos en su empleo.
El joven guardia de seguridad, con pistola a la cintura, es ahora uno de los encargados de impedir el ingreso al Cuscatlán, incluso al parqueo, porque los investigadores de la Fiscalía General y de la Policía hacen sus labores en el costado sur, el más popular, donde ocurrió la estampida.

El altar blanco
En el muro perimetral del Cuscatlán, al costado poniente, está el altar que los aficionados blancos han montado para rendirle tributo a los seguidores del Alianza, el equipo capitalino, que murieron aplastados la noche del sábado.
Hay camisetas con sentidos mensajes, flores, velas y banderas. Dicen los lugareños que incluso han llegado a rendir tributo hasta quienes no son seguidores del equipo paquidermo, como le llaman en El Salvador.
Y ahí llegó David García, un joven que presenció la tragedia desde las graderías del estadio.
“Estuve ahí, a distancia, pero vi lo que ocurrió”, dice.
El joven colocó en el altar un bandera blanca con la A roja y escribió sobre ella “nunca los vamos a olvidar”.
Él también se pregunta ¿qué pasó?, aunque no hace conjeturas. Al menos no en público.
“Es terrible”, le dijo a un vendedor, “terrible”.
La Policía y la Fiscalía ya dejaron en claro que las únicas investigaciones que cuentan son las oficiales. Y en la mira están los directivos del Alianza (responsables de la logística del estadio para ese juego) y los propietarios del Cuscatlán (una empresa privada), entre otros.
Por ley, la investigación corresponde al Ministerio Público y la Policía Nacional Civil es auxiliar. Los resultados de esta incluso pueden derivar en responsabilidades penales.
Y es lo que los aficionados esperan, al menos lo que han externado en redes sociales y en programas de opinión a los que han tenido acceso, castigos que sirvan de ejemplo y que ayuden a cambiar el fútbol local.

Vendedores afectados con el castigo
Afuera del estadio se encuentran las ventas informales de camisetas futboleras. Los comerciantes saben que cuando el Alianza juega en el Cuscatlán la demanda sube y el dinero circula.
El sábado, “Carmen”, una jovencita que prefiere este nombre y le rehuye a las fotos, había vendido tres o cuatro camisetas del Alianza, de las que cuestan $12 (porque las más caras, las bordadas, esas cuestan $22, dice), cuando pasó alguien a prisa y le dijo que tenía que cerrar su negocio, porque había problemas. “Hasta muertos hay”, me dijo. No le creyó. Cuando vio pasar una, dos, tres… ambulancias supo que aquello era verdad. Y guardó sus cosas y cerró.
“He visto muchas cosas aquí en el Cuscatlán, desde borrachos peleando hasta gente llorando por un partido, pero nunca había sabido de algo así… ¡12 muertos!, no lo creo”, dice.
La sanción al equipo capitalino “está bien”, responde, pero agrega: “lo malo es que la camiseta del Alianza se vende y ahora no nos las comprarán porque no habrá afición”, lamenta.
Por el momento, el comprador está buscando las camisolas. Incluso un par de las que han colocado en el altar albo ella las ha vendido. La joven también se pregunta ¿qué pasó? Espera una respuesta que le satisfaga como ciudadana, “porque esto no debe pasar aquí ni en ningún estadio”.