Régimen de excepción cumple 2 años en El Salvador

Para Nayib Bukele, el popular presidente salvadoreño, y para la mayoría de ciudadanos, la medida que restringe garantías constitucionales es el regalo que esperaron por tanto tiempo para vivir sin violencia; para los críticos, que son la minoría, es un paso negativo hacia un régimen.

El Salvador cumple 2 años bajo el régimen de excepción este 27 de marzo, entre aplausos de una mayoría de ciudadanos que alaban la medida porque ha permitido minimizar a las temidas pandillas y una minoría que insiste en sostener que es una acción que violenta garantías constitucionales de los ciudadanos. 

La restricción, aprobada en 2022 por mayoría oficialista y aliados en la Asamblea Legislativa, le ha permitido al presidente Nayib Bukele montar su “modelo de seguridad”, uno que ha resultado efectivo en los número generales y que ha trascendido fronteras. Tanto que algunos mandatarios latinoamericanos ya hablan de un modelo a seguir, porque logró que uno de los países más violentos del mundo lograra posicionarse como el más seguro de Latinoamérica.

Extendido en 24 ocasiones desde que fue autorizado por el legislativo, todo apunta a que el régimen llegó para quedarse, sobre todo con una correlación de fuerzas políticas tan favorable para el mandatario (su partido ganó 54 de los 60 escaños en la Asamblea que funcionará desde el 1 de mayo próximo).

Mientras en las colonias que hasta no hace mucho era prohibido por las pandillas incluso jugar en los parques sin pedir permiso los habitantes ahora caminan tranquilamente y sin temor, algunas ONG sostienen que el Estado se volvió coercitivo, represivo y está en terrenos dictatoriales. Bukele, reelecto con casi el 85 % de los votos en febrero gracias a los logros en seguridad pública, no se despeina ni molesta ante las críticas y sostiene que los derechos humanos que cuentan son los de las víctimas, no de los victimarios. 

Son más de 77,000 los pandilleros arrestados, lo que ha llevado tranquilidad ciudadana, mientras Socorro Jurídico Humanitario (SJH), una de las ONG opuestas a lo que la mayoría aplaude, insiste en que hay demasiadas arbitrariedades en medio del régimen. Algunos sostienen que son los daños colaterales en una guerra.

“El panorama es desalentador para las personas que están detenidas”, dijo Antonio Palacios del SJH al criticar nuevamente el régimen.

Honduras replicó parcialmente la medida, abatido como estado por la criminalidad, pero los resultados distan mucho de los salvadoreños.

No se mira en el horizonte próximo alguna señal que indique un cambio en la política de mano dura para establecer la seguridad. Bukele, sus diputados y la gran mayoría de los ciudadanos están dispuestos a que se siga caminando en ese vía, porque la ansiada tranquilidad 

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