La respuesta de Honduras al VIH se encuentra en una situación crítica tras la pausa en la financiación por parte de Estados Unidos, lo que ha provocado severas interrupciones en los servicios de salud esenciales para la prevención y tratamiento del VIH en el país, advirtió ONU-SIDA.
Al menos 100 trabajadores de la salud se vieron obligados a detener sus actividades después de que el gobierno estadounidense emitiera una orden de suspensión de trabajos el mes pasado, reduciendo significativamente el acceso a servicios vitales como las pruebas, la prevención y el tratamiento para las personas que viven con el virus.
Estas interrupciones están generando graves riesgos tanto para la salud pública como para los individuos afectados.
Si bien algunos de los trabajadores suspendidos recibieron instrucciones para reanudar sus labores el 24 de febrero, no hay claridad sobre cuántos han regresado efectivamente a sus puestos.
Se estima que alrededor de 20,000 personas viven con VIH en Honduras, y la respuesta del país depende en gran medida del apoyo financiero internacional, especialmente para la prevención en poblaciones clave como los hombres que tienen sexo con hombres, las personas transgénero y los trabajadores sexuales.
El Fondo Global, PEPFAR y USAID son los principales organismos que han apoyado los esfuerzos del país para erradicar el SIDA como amenaza para la salud pública, pero la suspensión de fondos pone en peligro estos avances.
Las organizaciones comunitarias, que desempeñan un papel fundamental en la respuesta al VIH, luchan por llenar el vacío dejado por la falta de recursos, lo que compromete la calidad y continuidad de los servicios en nivel local, de acuerdo al organismo.
Uno de los sectores más afectados es el de la prevención, ya que la interrupción de los programas de distribución de medicamentos preventivos como la profilaxis previa a la exposición (PrEP) ha incrementado el riesgo de nuevas infecciones, particularmente entre las poblaciones más vulnerables.
La reciente suspensión de la distribución de PrEP para personas LGBTQ+, que se encuentran entre las más afectadas por el VIH, ha sido un golpe adicional a los esfuerzos por reducir la propagación del virus.
Además de los servicios de prevención, la pausa en la financiación también ha cancelado varias iniciativas clave, como campañas dirigidas a reducir las nuevas infecciones, especialmente en poblaciones de alto riesgo.
Estas, que estaban principalmente lideradas por organizaciones locales de la sociedad civil, ahora están paralizadas, lo que impide un mayor avance en la lucha contra la epidemia.
La Organización de las Naciones Unidas contra el SIDA (ONU-SIDA) dijo que ha ha estado colaborando con el gobierno hondureño y con organizaciones comunitarias para implementar intervenciones basadas en la ciencia y la evidencia, con el objetivo de poner fin al SIDA como una amenaza para la salud pública.
Sin embargo, la continua interrupción de estos programas amenaza con revertir los importantes avances logrados en los últimos años en la reducción de las tasas de nuevas infecciones.