El Salvador conmemora este 16 de enero el aniversario 31 de la firma de los acuerdos de paz que pusieron fin a una guerra interna que dejó al menos 75,000 muertos, en medio del deseo de las generaciones más antiguas por recordar aquel lejano día en que callaron los fusiles y la falta de interés de los más jóvenes por la fecha.
Lo que hasta hace pocos años fue un día especial, que debía recordarse y en el que había mucho que celebrar, es ahora un número más en el calendario, pues los más jóvenes no le dan la importancia que merece a la recordación del evento.
En gran medida influenciadas por el presidente Nayib Bukele y el oficialismo, la fecha prácticamente pasa desapercibida entre nuevas generaciones. Según el mandatario, la firma de los acuerdos, el 16 de enero, lejos de marcar el inicio de la paz, fue el momento en que tanto la derecha, representada políticamente por Arena (que gobernó el país de 1989 a 2009) y el FMLN (conformado por la antigua guerrilla y que dirigió el país de 2009 a 2019) pactaron un convenio para lucrarse. Ahora las nuevas generaciones miran con cierto desdén la fecha.
La conmemoración de los acuerdos queda, desde 2019, en una fecha anecdótica sin mayores implicaciones sociales, al menos en términos generales.
Este domingo, en la víspera del aniversario de la firma de la paz, hubo una marcha en la que participaron cientos de ciudadanos que recordaron la fecha, pero que no fue masiva como esperaban los organizadores.Con esta, las organizaciones civiles y otros entes ligados a la política pretendían mandar un mensaje a Bukele, pero el grito quedó ahogado.
En la movilización participaron familiares de detenidos durante el régimen de excepción, vigente desde finales de marzo, quienes consideran que sus parientes han sido encarcelados injustamente.
El 16 de enero de 1992, en Chapultepec, México, la comisión negociadora del gobierno encabezada por el presidente Alfredo Cristiani, y la comandancia de la guerrilla del FMLN firmaron el acuerdo que cesó la guerra, Sin embargo, después de la desmovilización de los cuerpos de seguridad, gran parte del ejército y la guerrilla en su totalidad, surgió el fenómeno de las maras, que supuso un nuevo capítulo sangriento en las historia de El Salvador.
Es por ello que Bukele sostiene que los acuerdos fueron una farsa y que los únicos beneficiados fueron los que dirigían los bandos que suscribieron la paz.
Desde 2020, los acuerdos dejaron de ser conmemorados oficialmente.