El Salvador y Honduras conmemoran este 14 de julio los 54 años del inicio de la guerra entre los dos países, un acontecimiento bélico que dejó 4,000 muertos y que marcó las relaciones de dos países vecinos y hermanos durante más de dos décadas.
La también llamada guerra del fútbol, porque coincidió el juego clasificatorio para el Mundial de México 70 y en el que los hondureños fueron eliminados, duró 100 horas y ocurrió en la zona fronteriza entre ambas naciones.
Del 14 al 18 de julio de 1969, ambos lados de la línea divisoria se bañaron de sangre en cruentos combates entre militares, que recurrieron a sus obsoletas fuerzas aéreas para bombardear posiciones enemigas.
El origen de la guerra fue la migración de salvadoreños a tierras de Honduras, los abusos que estos sufrieron y otros antecedentes sociales entre los dos países.

El presidente salvadoreño era el general Fidel Sánchez Hernández y el hondureño, Oswaldo López Arellano, también militar.
“Como Presidente de la República y Comandante General de la Fuerza Armada, cumplo con el deber de informar, que en horas de la tarde, este día 14 de julio, en acto de legítima defensa, he ordenado repeler actos de agresión a lo largo de nuestra frontera y, en prevención de una agresión de mayores proporciones, se produjeron bombardeos a objetivos militares en el territorio hondureño. Las unidades de nuestra Fuerza Aérea y sus tripulaciones, regresaron, sin haber sufrido bajas”, dijo Sánchez Hernández en un mensaje a la nación aquel lunes 14 de julio.
Para entonces, ya se libraban combates por tierra y los aviones de ambos países habían bombardeado posiciones enemigas.
La OEA intervino
Tras 100 horas de conflicto y zozobra entre las poblaciones de ambas naciones, la Organización de los Estados Americanos (OEA) intervino, tras una reunión el 15 de julio de 1969, y demandó el cese de fuego de ambas partes y volver al punto en que estaban las relaciones antes del conflicto.
El 26 de junio de aquel año, El Salvador había anunciado el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Honduras, argumentando que los salvadoreños que vivían ahí eran perseguidos por el gobierno. El 27 de junio, Honduras respondía con el rompimiento, pero que además tomaría medidas de defensa.

La disputa diplomática se mantuvo hasta el 11 de septiembre de 1992, cuando la Corte Internacional de Justicia concluyó la disputa limítrofe que se inició en los 60, favoreciendo principalmente a Honduras que obtuvo la potestad sobre las dos terceras partes de unos 400 kilómetros cuadrados.
En aquel viernes de hace casi 31 años, Carlos Reina (presidente de 1994 a 1998) de Honduras y Armando Calderón Sol (presidente de El Salvador de 1994 a 1999), se dieron un abrazo en el puente que divide a ambos países y sellaron, entre sonrisas y abrazos, por lo que habían guerreado, disputado y defendido ambos países.