La Crema de rosas es lo más cercano que tienen los ticos a un medicamento milagroso. Hidrata la piel y reduce la inflamación, sirve para masajear las piernas con várices y para tratar quemaduras, alivia la picazón y el ardor, y… sí, tiene su uso popular, muy popular, el de blanquear axilas y genitales. Y por su elevado consumo entre la población, las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) pide a los consumidores que la pomada sea utilizada para lo que está producida, para tratar “refrescar” la piel, y de forma racional.
Es tal la demanda, que la CCSS gasta mensualmente 597,900 tubos de ungüento.
Y el consumo va en aumento. Hace una década se hablaba de una creciente demanda del 20% anual, un ritmo que se ha mantenido.
En un año el Laboratorio de Productos Farmacéuticos de la Caja del Seguro Social produce 5,568,000 tubos (en un país con una población de 5,154,000 habitantes).
En un intento de evitar la demanda excesiva de la crema de rosas, la CCSS pide un uso racional de la misma.
Su fabricación es para proteger y curar heridas superficiales, quemaduras y abrasiones menores, y aliviar el dolor y ardor de la piel. Sus propiedades de “blanqueamiento” y hasta desmaquillantes, esa es otra historia.