En un discreto taller del occidente de Bogotá el artista panameño Aristides Ureña trabaja en su próxima obra, “La Soberanía de Panamá”, un bronce de 15 metros de altura sobre el histórico apretón de manos que cerró el Tratado Torrijos-Carter.
“Dos grandes hombres, uno como Jimmy Carter, expresidente de los Estados Unidos, y Omar Torrijos (exdictador de Panamá) firmaron un tratado sin perder un alma, ni americana ni panameña”, así valora Ureña el acuerdo de 1977, que devolvió a su país el control del canal interoceánico.
En su overol azul hay manchas de yeso y arcilla, materiales de los gigantescos moldes que llenará de bronce fundido, con la ayuda de media docena de asistentes en la capital colombiana.
La obra es un encargo del gobierno panameño y Ureña- invitado a la Bienal de Arte de Venecia en 1986, 1997 y 2001- aspira a completarla en mayo para instalarla en su país antes de las elecciones presidenciales.
Inicialmente Panamá buscaba un pequeño monumento al cuerpo de bomberos, una idea que el maestro con 40 años de carrera en Italia desechó de inmediato.
“Cuando me llamaron yo acababa de venir de Inglaterra y había visto grandes monumentos. (…) Vi el orgullo de los británicos. (…) ¿A través de qué? De las artes”, evoca Ureña, de 69 años, en entrevista con la AFP
“Gesto humano”
Decenas de fotos del histórico apretón de manos del 7 de septiembre de 1977 se encuentran desperdigadas por el taller. Ureña dice inspirarse en varias imágenes y no en una sola para capturar “el gesto humano” de los protagonistas.
Cada estatua supera los 4 metros de altura. Una vez fundidas en bronce serán montadas sobre un enorme pedestal con imágenes alusivas al Día de los Mártires, la revuelta del 9 de enero de 1964 considerada germen del tratado Torrijos-Carter.
“Con la base vamos como a 14 metros y medio” de altura, explica el artista que empezó a esculpir en diciembre, pero lleva años planeando el proyecto.
Será el segundo monumento más alto de Panamá, solo superado por la estatua del conquistador Vasco Núñez de Balboa, ubicada en la Cinta Costera, una de las principales avenidas de la capital, añade Ureña.
Ante la carencia de talleres de fundición en Panamá, “esto tenía que ser fundido en Italia, pero cuando vino la pandemia buscamos los elementos más cerca. Entonces me vine para acá”, relata Ureña, quien también evaluó talleres en México y Guatemala antes de decidirse por Bogotá.
Una vez finalizada, la obra será instalada en un viaducto que une a dos barrios históricos de Ciudad de Panamá: Chorrillos, “el barrio mártir, el más golpeado” durante la invasión estadounidense de Panamá en 1989, y el “Causeway, una de las vías más hermosas que existen en América Latina” construida por Estados Unidos cuando administraba el canal, según Ureña.
“Va a pesar. (…) Ya tenemos cómo llevarla (a Panamá) y seguramente va a ser en pedazos”, anticipa el maestro antes de volver a su andamio. (AFP)