La industria de alimentos en Costa Rica, el tercer rubro de mayor exportación, cerró con indicadores positivos este 2023 después de tres años de crisis continuas, aunque mira con cautela 2024 por “preocupación en temas clave” para la economía más pujante de Centroamérica.
La Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (CACIA) presentó un balance del desempeño del sector, que representa un 5 % del Producto Interno Bruto (PIB) y genera más de 103,000 empleos directos.
Juan Ignacio Pérez, presidente de la gremial, señaló que la mayor parte de las actividades que conforman la industria cerrará 2023 con “cierta estabilidad” una vez se alejan los “fenómenos traumáticos” experimentados en los últimos tres años, desde el brote de covid-19, la crisis de contenedores, la invasión rusa en Ucrania y los altos niveles inflacionarios.
Pérez aseguró que para “el segundo semestre de 2023 empezamos a ver una cierta estabilidad, lo cual nos permite cerrar un año en un balance positivo y esperar un año 2024 parecido o mejor”.
El sector describe 2023 como un año “positivo”, con un mercado interno donde el consumidor es más racional y tiene claro sus prioridades. Además, busca precios bajos y promociones, lo que obliga a las empresas a buscar alternativas para no sacrificar el valor económico.
Los empresarios se muestran optimistas y esperan que 2024 se mantenga estable si se garantiza una inflación controlada, una reducción en la tasa de desempleo, la estabilidad cambiaria y una baja en los costos de las materias primas internacionales.
La CACIA evaluó como acierto las medidas implementadas por el Ejecutivo costarricense para la eliminación de distorsiones arancelarias y la eliminación del monopolio del alcohol. Sin embargo, considera que para 2024 se encuentra el reto de fortalecer la “guerra frontal contra los abusos históricos y la mala administración del aparato público”.
Exportaciones sobrepasan la crisis inflacionaria
Las exportaciones del sector superaron los $2,400 millones, con un crecimiento promedio de 5.3 % entre enero y octubre. Una tasa que la gremial considera que fue positiva dado el entorno mundial que redujo el comercio exterior en buena parte de los países de la región por los altos niveles inflacionarios.
Pérez destacó que en la balanza comercial de la industria hubo sectores con crecimientos extraordinarios en las exportaciones, como bocadillos y cereales, con un 68 %, salsas y aderezos con un 34 %, harina de trigo con un 38 %, así como jaleas y procesados de fruta con un 38 %, carnes procesadas con un 31 % y alimentos diversos en un 40 %.
Sin embargo, hubo sectores con un decrecimiento en las exportaciones, principalmente de materias primas alimentarias como azúcar, grasas vegetales y jugos de frutas.