A pesar de que Honduras es uno de los pocos países latinoamericanos en los que se realizan elecciones primarias institucionalizadas, —sin haber segunda vuelta—, eso no ha sido motivo para que la democracia se consolide y la nación progrese. Tampoco para que el engranaje institucional logre superar los escollos de la pobreza, la violencia social, la delincuencia, el crimen organizado, la migración forzada y la imposición de las mafias políticas. El pasado domingo se llevaron a cabo dichos comicios, dando ventaja a dos candidatos que se enfrentarán al Partido ‘Libre’ que representa la patente del Socialismo del Siglo XXI en ese país, encabezado por el caudillo y depuesto ex presidente Manuel ‘Mel’ Zelaya y la ahora mandataria, su esposa Xiomara Castro.
Nasry Asfura fue quien obtuvo más votos. Exalcalde capitalino y ex candidato presidencial perteneciente al Partido Nacional (Conservador). A este le sigue Salvador Nasralla, un comentarista deportivo conocido hasta en los últimos confines de esa patria centroamericana, por sus típicas narraciones deportivas, es otro de los principales contendientes con el Partido Liberal, al que ingresó con su movimiento “Vamos Honduras”, y en un remoto tercer lugar en la lista de los más votados, Rixi Moncada, actual ministro de Defensa y a quien sus opositores le achacaron el boicoteo con la entrega tardía de las boletas en los puestos de votación. Ella representa al continuismo Castro Chavista.
Una de las características más visibles en estas primarias, fue el hecho de que en las listas a diputados tanto en el partido Liberal como Nacional el voto se inclinó hacia caras nuevas, rostros jóvenes en la nueva política, lo que marca definitivamente una ruptura por parte de la ciudadanía, con la continuidad caudillista; lo que vendrá a mover la gimnasia parlamentaria para consensuar leyes y acuerdos en la nueva administración.
Otro hecho notable es que el régimen de Honduras a pesar de ser parte del Castro Chavismo, no ha logrado imponer agresivamente las políticas represivas, estatistas y socialistas como en los otros países miembros de ese destartalado sistema como Cuba, Venezuela o Nicaragua, debido en gran parte a la presión social que rechaza al comunismo.
“Los hondureños nos hemos opuesto y nos seguiremos oponiendo a ideas foráneas, esclavizantes y represivas como el totalitarismo comunista, y eso lo saben bien las máximas autoridades tanto del gobierno como del partido de ellos, ‘Libre’, que nada bueno nos ha dejado solo desempleo, la ruptura con Taiwán y confrontaciones innecesarias con Estados Unidos”, dijo Orlando López en Miami, quien es presidente de la Organización hondureña Francisco Morazán.
Otro hecho incuestionable que atraviesa el debate político es el caso del Ex General del Ejército Romeo Vásquez, quien recibió la orden tanto de la Corte Suprema de Justicia como del Congreso de expulsar del país al mandatario ‘Mel’ Zelaya en 2009, y, quien al cumplir dicho mandato, en vez de reconocerle su heroicidad, ha sido acusado de golpista e incluso Estados Unidos aún no le restituye la visa americana desde la era Obama. Para los hondureños que creen en la democracia este es un héroe; para la militancia Castro Chavista de Honduras un villano. Hoy en día guarda casa por cárcel.
“Ante Dios y ante el pueblo de Honduras quiero dar las gracias. !el Partido Liberal se levanta en lo alto” dijo Nasralla visiblemente emocionado la madrugada posterior a los comicios.
Este, que cuenta con grandes posibilidades de ganar la presidencia tiene como contraparte el haber participado en los gobiernos de ‘Libre’, incluso fue vicepresidente marginado en el actual gobierno de Castro. Sin embargo, sus argumentos por los cuales tomó esa decisión, fueron según él para que el partido Nacional, que tenía como mandatario a Juan Orlando Hernandez (2014-2022), ahora tras las rejas en Nueva York por señalamientos que lo vinculan a actos de corrupción y narcotráfico, no continuase en el poder. Y, como es de suponer, la candidata de ‘LIbre’ Rixi Moncada tiene posibilidades de ganar, pero desde el fraude electoral, como es lo normal en este tipo de gobiernos izquierdistas y Castro Comunistas. La unidad entre las fuerzas democráticas para frenar a los auténticos golpistas, y para neutralizar sus tramposas estrategias, es la receta más oportuna para que el país restituya su democracia. ¿Continuará gobernando el Socialismo del Siglo XXI en Honduras? En la conciencia de cada votante estará la respuesta.