Órganos electorales y democracia en Honduras

Por Juan Ramón Martínez, académico hondureño

El resurgimiento del Partido Liberal, es esperanzador. El oxígeno que le aportan los nuevos líderes que se le han unido, es útil para frenar el autoritarismo que Mel Zelaya le ha impuesto al Partido Libertad y Refundación, comprometiéndolo en un proyecto “socialista” que tiene más que ver con el capricho infantil que quiere hacerse “revolucionario” para que su padre, — que lo consideró un inútil –, lo perdone y celebre por su proyecto “transformador”.

Pero la incorporación de Jorge Cálix y Salvador Nasralla al Partido Liberal no bastan para ganar las elecciones. Hace falta controlar la voluntad autoritaria del PRL, reducir su capacidad de acción en el manejo de los recursos públicos; y alejarlo del control de los órganos electorales y de las Fuerzas Armadas.

La fuerza del PRL nace en el control del presupuesto. Mel lo usó en su primer gobierno para arrinconar al Congreso Nacional. Ahora, Rixi Moncada sin ninguna legalidad lo maneja, subordinando incluso a Xiomara Castro a su voluntad.

Y a su errático asesor, Manuel Zelaya. La paralización de la administración pública, la falta de arranque del gobierno, tiene que ver con una visión centralizadora y suicida del poder, que, aunque puede servirles para ganar las elecciones, como dicen sus asesores, es negativa para Honduras y los hondureños.

El PRL controla los órganos electorales mediante una “alianza” con Flores y Asfura que, si no se frena a tiempo, puede hacer inútiles los votos electorales en las próximas elecciones generales.

El Congreso Nacional, en donde las fuerzas democráticas se han consolidado, es necesario que se hagan los cambios en el Consejo Nacional Electoral y en el RNP, para que los partidos políticos, concurran en igualdad de condiciones; y no como ahora, en que Mel y Rixi Moncada, tienen todo asegurado con el apoyo inocente de dos “líderes” políticos que, si no rectifican, caerán en la condición de traidores a la democracia y la paz de Honduras y los hondureños.

El Congreso Nacional, debe controlar el presupuesto especialmente las transferencias presupuestarias; y, vigilar el endeudamiento. Para ello, debe reorganizarse la Comisión de Presupuesto, de modo que sea dirigidas por diputados demócratas. Revisar el nombramiento de Marlon Ochoa, Rolando Kattan, Roberto Breve y Paola Hall, es algo urgente y necesario, para garantizar elecciones confiables.

Y al final, lo mas importante. Hay que liberar a las Fuerzas Armadas de la obediencia a la familia Zelaya. Para ello, hay que reformar la ley, para que la misión de las Fuerzas Armadas de vigilar la vigencia de la Constitución, se vea reforzada por el nombramiento del Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, por el Congreso Nacional, entre los mejores oficiales superiores. De este modo, los militares recibirán el respeto que se merecen.

La Constitución de 1957, introdujo la autonomía de las Fuerzas Armadas como un mecanismo por medio del cual, el pueblo, sometía a los políticos al respeto de las normas constituciones, que operó favorablemente, pudiéndose así, garantizar por el más largo periodo histórico, la sucesión presidencial y la celebración de elecciones libres y democráticas. Las contra reformas efectuadas por Reina y Flores, le permitieron a JOH reelegirse, contando con el respaldo de los líderes civiles del liberalismo y el socialismo “melista”.

En conclusión, la fortaleza del Partido Liberal y su probable éxito en las elecciones, derrotando a los amenazantes socialistas, tiene que asegurarse mediante las reformas necesarias que evite el uso del gobierno, como medio irregular de asegurar la continuidad del régimen actual. Como sabemos desde hace muchos años, los éxitos de los candidatos, están determinados más por el control en la “contada” de los votos, que por los votos mismos.

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