Durante el año pasado, China y sus empresas han ampliado su posición en política, seguridad, información, logística y otras áreas clave en Nicaragua, Honduras y El Salvador, lo que ha planteado preocupaciones estratégicas debido a la proximidad y la conexión de la región con los Estados Unidos, advierte el Dr. Evan Ellis, académico estadounidense especialista en las relaciones entre China y América Latina.
En un artículo titulado “El avance de China en Centroamérica y su importancia estratégica”, publicado en el medio especializado The Diplomat, Ellis resalta que estos tres países centroamericanos, en términos estratégicos, darían a China y sus empresas una base de operaciones desde la que proyectar operaciones de influencia comercial y política en el resto de América Central, México y el Caribe.
A criterio de Ellis, esta expansión ha generado preocupaciones estratégicas debido a la ubicación geográfica de la región y su conexión con Estados Unidos.
Interés chino más allá del comercio
El autor es profesor investigador de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, con un enfoque en las relaciones de la región con China y otros actores no occidentales, así como el crimen organizado transnacional y el populismo en la región.
Ellis explica que, a lo largo de las últimas dos décadas, China ha extendido sus actividades en el hemisferio occidental, principalmente en Sudamérica, aunque su enfoque se ha desplazado hacia América Central recientemente.
Señala que, si bien el interés de China ha estado mayormente centrado en el comercio, su participación militar y la implicación de empresas chinas en sectores estratégicos con potencial de “doble uso”, como el espacio, los puertos y la infraestructura digital, han generado inquietud en Washington.
“El interés de China va más allá del comercio, abarcando áreas de seguridad y tecnología que podrían tener implicaciones significativas en la geopolítica de la región y en las relaciones con Estados Unidos”, observa Ellis.
El trío de gobiernos cercanos a China
El analista internacional Evan Ellis destaca la creciente atención de Washington hacia los Estados centroamericanos al norte de Costa Rica, principalmente Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, debido a su proximidad geográfica y su relación con la seguridad y la política estadounidenses, especialmente en términos de flujos de drogas y migrantes.
Históricamente, estos países han mantenido un compromiso limitado con China, en parte debido al reconocimiento diplomático de Taiwán y a sus esfuerzos por alinearse con Estados Unidos, con la excepción de Nicaragua, establece el analista.
Sin embargo, a su criterio, esta situación está cambiando rápidamente.
La elección del Partido Democrático Progresista en Taiwán en 2016 marcó el fin de una “tregua” entre Taiwán y China en la lucha por el reconocimiento diplomático.
Esto llevó al reconocimiento de la República Popular por parte de gobiernos como los de Panamá (2017), El Salvador (2018), Nicaragua (2021) y Honduras (2023).
Instituciones débiles fortalecen la expansión China
Todos los países citados han firmado Memorandos de Entendimiento que a juicio de Ellis son poco transparentes, además han enviado delegaciones oficiales a China y están negociando acuerdos de libre comercio, lo que ha sentado las bases para una rápida expansión china en la región.
De acuerdo con el autor, estos desarrollos han facilitado la penetración de empresas chinas y la construcción de redes de influencia con élites empresariales y políticas a través de la diplomacia “de pueblo a pueblo”, lo que plantea nuevos desafíos y preocupaciones para EEUU en América Central.
Ellis subraya que la región norte de Centroamérica, en relación con Costa Rica y Panamá, es más complicada ante Washington.
El experto precisa que en Costa Rica y Panamá, la influencia china se enfrentó a obstáculos debido a instituciones sólidas y supervisión gubernamental amistosa con Estados Unidos.
En contraste, señala que Nicaragua y Honduras han facilitado la expansión china, especialmente en infraestructura y seguridad, con gobiernos de izquierda y capacidad institucional limitada.
Por Nicaragua la dictadura de Daniel Ortega, alineada a Rusia, China, Corea del Norte, Irán, Cuba y Venezuela.
En El Salvador, los proyectos de infraestructura respaldados por China avanzan, mientras que las políticas de seguridad del presidente Nayib Bukele lo alejan de la administración Biden o lo mantienen en un punto mínimo de relaciones.
Según el analista, esto plantea la posibilidad de una alineación pro-China en América Central, estratégicamente dividida desde el golfo de Fonseca hasta la Costa Atlántica, aislando a América del Norte y a Guatemala de un hemisferio cada vez más comprometido con China hacia el sur.
Nicaragua más que aliada
Ellis señala que en Nicaragua, tras el reconocimiento del régimen autoritario de Daniel Ortega y Rosario Murillo a la República Popular China en diciembre de 2021, las empresas chinas inicialmente tardaron en proponer proyectos.
Sin embargo, desde 2023, China ha anunciado varios proyectos de infraestructura, como un nuevo aeropuerto en Punta Huete y una línea ferroviaria Managua-Masaya-Granada, aunque la transparencia en estos proyectos es limitada.
El autor subraya que además, se está contemplando la construcción de una línea ferroviaria a largo plazo desde Corinto hasta Bluefields en la Costa Caribe, al menos en planes. Más allá de la infraestructura, señala el analista, el gobierno de Ortega ha autorizado a tres empresas mineras chinas a establecer operaciones en zonas remotas del país.
Proyectos como el de Xinxin Linze en Nuevo Bijugual y concesiones mineras a empresas como Zhongfu Development y Thomas Metals, todas de origen chino, “muestran el avance de China en la explotación de recursos en Nicaragua”.
Además, China ha expresado interés en proyectos de energía en Nicaragua, como las instalaciones hidroeléctricas de Mojokowla y Tumarín, una planta termoeléctrica en San Benito y un parque solar en Matagalpa.
También se están explorando posibilidades de cooperación en formación policial y periodística de Nicaragua y China.
Honduras tras los pasos de Nicaragua
A criterio del investigador, paralelamente a los avances de China en Nicaragua, el gobierno de Xiomara Castro en Honduras persigue 20.000 millones de dólares en obras de empresas con sede en China para mejorar el ya parcialmente desarrollado corredor del “canal seco” desde la costa del Pacífico a la del Atlántico del país.
Los planes incluyen la expansión del Puerto de San Lorenzo, la mejora de la carretera de San Lorenzo a Puerto Cortés y trabajos en los puentes que conectan con el territorio continental. Estas obras tienen como objetivo facilitar el tráfico comercial entre ambas costas y mejorar la conectividad del país, según el discurso oficial.
Ellis advierte que la base aérea de Soto Cano, sede de la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (JTF-B) de Estados Unidos, está siendo considerada como un sitio estratégico para proyectos chinos de logística y distribución comercial, en consonancia con el desarrollo del corredor interoceánico.
Por otro lado, observa que la organización estatal de telecomunicaciones Hondutel está colaborando con Huawei y otras empresas chinas para revisar el sistema nacional de telecomunicaciones, mientras que proyectos como Patuca II, una nueva instalación hidroeléctrica, están siendo construidos por empresas chinas.
El gobierno de Honduras, al igual que el régimen de Nicaragua, liderado por la familia Zelaya-Castro, ha fortalecido sus lazos con China, enviando periodistas para capacitación en el país asiático y participando en programas de formación ofrecidos por China para el personal del Ministerio de Asuntos Exteriores y otros organismos gubernamentales.
Este acercamiento, señala el autor, refleja la creciente influencia de China en Honduras y su interés en fortalecer la cooperación bilateral.
El Salvador, un socio astuto
En El Salvador, el avance de China también es sustancial y aún más significativo desde el punto de vista estratégico en el contexto de los proyectos chinos de infraestructuras.
En este país, compañías con sede en China han construido un muelle turístico en el Pacífico, una nueva e importante biblioteca nacional, y están trabajando actualmente en dos instalaciones de tratamiento de aguas y un estadio deportivo nacional.
Las empresas de telecomunicaciones chinas Huawei y ZTE están bien establecidas como proveedores de dispositivos, servicios e infraestructuras en el país.
“En el ámbito de la logística, las empresas chinas llevan tiempo mostrando interés en desarrollar el puerto de La Unión, en el golfo de Fonseca, incluyendo una amplia gama de instalaciones comerciales de apoyo dentro de una zona económica especial (ZEE), que otorga a las empresas chinas que operan allí privilegios especiales y autonomía”, cita Ellis.
En los primeros meses tras el reconocimiento de la RPC por parte de El Salvador en 2018, el empresario chino salvadoreño Bo Yang compró partes de Isla Perico, territorio que podría desempeñar un papel en el futuro desarrollo de la zona.
Implicaciones conjuntas de la influencia china en los tres países
Si bien Ellis precisa que cada uno de los tres regímenes representa por sí mismo un desafío por separado para Estados Unidos, el conjunto en sí es más complejo por las siguientes doce razones:
- El interés de China por el puerto La Unión de El Salvador ha aumentado con el cambio de gobierno en el país, con nuevos factores que favorecen la presencia china en la región.
- El Golfo de Fonseca está rodeado por tres países que reconocen a la República Popular China, lo que abre oportunidades para la cooperación comercial en la zona.
- El desarrollo de puertos como San Lorenzo en Honduras, Corinto en Nicaragua y La Unión en El Salvador forma parte de un plan chino para crear un complejo portuario en el Golfo de Fonseca.
- La creación de zonas económicas especiales asociadas a estos puertos ofrecería ventajas para empresas chinas, con supervisión probablemente limitada por parte de los gobiernos locales.
- Este “cluster” portuario daría a China una base de operaciones estratégica para proyectar influencia política y comercial en Centroamérica, México y el Caribe.
- A corto plazo, la influencia china podría llevar a otros países de la región, como Guatemala, Belice y Costa Rica, a reconsiderar su relación con Taiwán y China.
- El fortalecimiento de la presencia china en la región también abriría oportunidades para Rusia e Irán, así como para los regímenes antiestadounidenses de Cuba y Venezuela.
- La agrupación prochina complicaría los esfuerzos de Estados Unidos en la región, especialmente en la gestión de flujos migratorios, de drogas y de armas.
- En tiempos de guerra, la presencia china en la región podría representar una amenaza para Estados Unidos al ofrecer una base de operaciones más cercana a su territorio.
- La cooperación económica y política con China podría reforzar regímenes autoritarios en la región, aunque con distintas características.
- El desarrollo de infraestructura en la región, financiado y construido por China, tiene implicaciones significativas para la geopolítica regional y global.
- La creciente influencia china en Centroamérica refleja un cambio en el equilibrio de poder en la región, con posibles ramificaciones a largo plazo para la política y la economía mundial.
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Conclusión: aun hay tiempo para reaccionar
El investigador Evan Ellis concluye que aunque el avance de China en El Salvador, Honduras y Nicaragua está en sus primeras etapas, los urgencias económicas y las posturas ideológicas de los gobiernos de estos países están mostrando una rápida adhesión.
Sin embargo, Ellis observa que existen obstáculos importantes, como la vacilación de los bancos y empresas chinas para invertir en Nicaragua y la incomodidad política en Honduras y El Salvador.
Por ello concluye que es crucial anticipar y abordar estos riesgos ahora, mientras aún son manejables, dado el creciente distanciamiento entre los gobiernos de la región y Estados Unidos.