La República Popular China ha intensificado su colaboración con la dictadura Ortega-Murillo de Nicaragua al capacitar a la policía sandinista en diversas áreas de seguridad, lo que ha despertado preocupaciones sobre el aumento de la represión y el control social en el país.
En un reciente anuncio, la policía nicaragüense informó que 17.171 oficiales han sido formados en temas que incluyen criminalística, kung fu, escoltas con motocicleta y el uso de drones.
Durante la clausura de los cursos, el comisionado general Justo Pastor Urbina, subdirector general de la policía del régimen, enfatizó que las habilidades adquiridas permitirán a los oficiales “enfrentar las amenazas que se ciernen sobre el país”
Este entrenamiento, que se llevó a cabo a lo largo de tres meses, se complementó con técnicas adicionales sobre protocolos policiales y tácticas antidisturbios, que fueron impartidas en sesiones anteriores por instructores chinos.
El subdirector del Departamento de Patrulla Policial de Foshan, Nie Shengjun, quien lideró la delegación china, destacó la creciente interconexión de las amenazas a la seguridad global, señalando que el terrorismo y el crimen organizado se han convertido en desafíos comunes.
“Estamos dispuestos a trabajar estrechamente con Nicaragua para enfrentar estos retos”, agregó Shengjun.
El contexto de esta colaboración se enmarca en un acuerdo alcanzado durante el Foro de Cooperación Global de Seguridad Pública en Lianyungang, China, donde se discutieron estrategias para combatir el terrorismo, el narcotráfico y el ciberdelito.
Este pacto refleja el creciente acercamiento entre los regímenes de Nicaragua y China, que se alinea con el apoyo militar y de inteligencia también ofrecido por Rusia.
También con Rusia
En un movimiento paralelo, el régimen de Daniel Ortega ha fortalecido la capacidad de represión de sus fuerzas de seguridad con ayuda de Rusia.
Laureano Ortega Murillo, hijo del presidente, se reunió esta semana con el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, general Sergey Shoygu, para afinar temas de cooperación en seguridad e inteligencia.
Ambas naciones han manifestado su interés en contrarrestar la influencia estadounidense en la región y en mitigar las consecuencias de las sanciones impuestas a sus gobiernos.
La reciente reforma al Código Procesal Penal en Nicaragua, que otorga a la Policía mayores poderes para realizar allanamientos y acceder a información privada sin necesidad de orden judicial, ha suscitado preocupaciones entre activistas de derechos humanos. Esta modificación, que fue aprobada casi de forma unánime en el Parlamento, permite a las autoridades acceder a datos de telecomunicaciones y realizar registros sin la supervisión judicial necesaria.
Desde el exilio, activistas como Luis Blandón han denunciado que el respaldo de China y Rusia está destinado a fortalecer el aparato represivo del régimen, concentrando esfuerzos en la vigilancia y el control de la disidencia.
El organismo Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más ha alertado que estas acciones llevan a una mayor limitación de los espacios democráticos, advirtiendo que el futuro del país podría verse marcado por un aumento de la represión y el control social.
A medida que Nicaragua profundiza sus lazos con potencias autoritarias como China y Rusia, el futuro de las libertades civiles y los derechos humanos en el país se encuentra en una situación crítica, dijo el Colectivo.
La cooperación en seguridad entre estos regímenes plantea serias interrogantes sobre la dirección que tomará Nicaragua bajo el liderazgo de Ortega y Murillo, un contexto que podría amenazar aún más la estabilidad social y política del país y la región centroamericana, advierten los analistas de derechos humanos.