A siete años del estallido social que sacudió Nicaragua el 18 de abril de 2018, múltiples organismos internacionales y organizaciones de derechos humanos condenaron con firmeza la represión sistemática y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El aniversario estuvo marcado por renovados llamados a la justicia, la libertad de las personas presas políticas y el restablecimiento de la democracia, mientras Estados Unidos impuso restricciones de visado a más de 250 allegados al régimen.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) fue una de las primeras voces en pronunciarse. A través de un mensaje oficial, recordó a las víctimas de la represión y urgió al Estado de Nicaragua a garantizar “verdad, justicia, reparación y no repetición”.
Desde 2018, la OACNUDH ha documentado violaciones masivas a los derechos humanos en el país, incluyendo el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, censura y cierre del espacio cívico.
“Reiteramos nuestro llamado al Estado a restablecer el espacio cívico y democrático”, insistió la Oficina, recordando que Nicaragua continúa siendo responsable de sus obligaciones internacionales, pese a su retiro de los foros multilaterales.
CIDH exige retorno seguro del exilio y libertad para las ONG
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano autónomo de la OEA, expresó su “compromiso con el pueblo nicaragüense” y difundió un video institucional denunciando el cierre arbitrario de 5.451 organizaciones de la sociedad civil, y exigiendo el retorno seguro de cientos de miles de exiliados, así como el respeto a la libertad de expresión y a los derechos humanos.
“El pueblo nicaragüense cuenta con la solidaridad y el compromiso de la CIDH, que monitorea la grave situación que atraviesa el país, acompaña a las víctimas de violaciones de derechos humanos y despliega todos sus mecanismos para impulsar el retorno a la democracia”, subrayó la institución.
Desde el inicio de la represión, la CIDH y su Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (MESENI) han reportado más de 355 personas asesinadas, 2.000 heridas, más de 2.000 detenidas arbitrariamente y una ola de exilios forzados que supera las 440.000 personas.
La organización internacional Raza e Igualdad también se unió a la jornada de denuncia. En una declaración de largo alcance, recordó que a siete años del levantamiento, las víctimas de la represión no sólo no han recibido justicia, sino que continúan siendo perseguidas por el Estado.
En su pronunciamiento, lamentan que 52 personas permanezcan encarceladas por razones políticas, 11 de ellas en desaparición forzada, y más de 450 personas hayan sido despojadas de su nacionalidad, como parte de un patrón de castigo y eliminación política.
“El rumbo que ha tomado el régimen es despiadado y cruel. Con reformas constitucionales que blindan el poder de Ortega y Murillo, el país ha sido militarizado con más de 80.000 civiles armados y encapuchados usados para sembrar terror”, advirtió la organización.
Además, Raza e Igualdad denunció el aislamiento internacional del régimen, que ha abandonado la OEA y se ha retirado del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con el objetivo de evadir responsabilidades por crímenes de lesa humanidad documentados por múltiples organismos internacionales, incluyendo el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN).
Colectivo Nicaragua Nunca Más: “La memoria es resistencia”
Desde el exilio en Costa Rica, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más emitió una declaración contundente, en la que señala que los crímenes de abril no solo continúan impunes, sino que se han profundizado en su carácter sistemático. A lo largo de estos siete años, la organización ha documentado más de 40 métodos de tortura aplicados a presos políticos, incluyendo violencia sexual, desapariciones forzadas, aislamiento y golpizas.
“El régimen de Ortega y Murillo convirtió una rebelión cívica en una masacre, y ha instaurado una política de exterminio contra la disidencia”, advirtió el Colectivo. Recordó también a las víctimas emblemáticas como Alvarito Conrado, de apenas 15 años, asesinado por un francotirador mientras ayudaba a otros manifestantes, y al periodista Ángel Gahona, ejecutado mientras cubría protestas en Bluefields.
La organización denunció que el régimen ha cerrado más de 60 medios de comunicación, confiscado universidades y ha desmantelado toda expresión de sociedad civil. También reafirmó su compromiso con la documentación, la denuncia internacional y el acompañamiento a las víctimas: “La memoria, la verdad y la justicia nos guían. No olvidamos y no nos rendimos. Nicaragua volverá a ser república”, dijeron en un comunicado.
En paralelo a las voces multilaterales, Estados Unidos endureció su postura contra el régimen de Ortega-Murillo. El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció este viernes la imposición de restricciones de visado a más de 250 personas vinculadas con la dictadura, como parte de una ofensiva diplomática más amplia impulsada por la administración de Donald Trump.
“El régimen nicaragüense es un enemigo de la humanidad. La Administración Trump no tolerará amenazas a la seguridad de Estados Unidos por parte de un régimen que arma la inmigración y posiciona a Nicaragua como un centro para inmigrantes ilegales que intentan cruzar nuestra frontera”, escribió Rubio.
Las medidas apuntan directamente a funcionarios del régimen, miembros del círculo cercano de Ortega y Murillo, y operadores de la represión estatal y parapolicial que han sostenido al régimen desde 2018.
Una consigna compartida: Abril no se olvida
Este 18 de abril no solo fue una jornada de memoria. Fue también una fecha de reafirmación. Desde los organismos multilaterales hasta las organizaciones de víctimas, la consigna es clara: la dictadura no puede quedar impune.
“No aceptamos normalizar la represión ni resignarnos a la dictadura. Abril no se olvida porque está vivo en cada paso hacia la libertad”, afirmó la Plataforma por la Unidad de la Democracia (PUDE) desde el exilio.
Mientras en Nicaragua se mantiene la represión, la censura y el miedo, en el mundo se fortalece la condena y el compromiso con quienes no han renunciado a la justicia. La historia no ha terminado. Y el aniversario de abril vuelve a encender la llama de la esperanza.