El Poder Judicial nicaragüense anunció que el juicio contra el obispo católico de Matagalpa, Rolando Álvarez, iniciará el próximo 28 de marzo. El prelado es acusado de cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado y la sociedad de Nicaragua.
Álvarez, un carismático religioso cercano a las comunidades, era una de las voces más críticas de la dictadura Ortega-Murillo y habitual denunciante de las violaciones de derechos humanos.
El poder judicial anunció que habrá 12 testigos contra el obispo, incluyendo tres policías, dos trabajadores del Estado y el resto militantes del partido oficial, el Frente Sandinista.
El obispo, de 56 años, es un férreo crítico de la dictadura Ortega-Murillo, sufrió acoso, persecución y hostigamiento del régimen que incluso le llegó a impedir salir de la Curia episcopal de Matagalpa para poder oficiar misa en la Catedral de la ciudad.
El 19 de agosto pasado, fuerzas de seguridad de la dictadura irrumpieron en la Curia episcopal de Matagalpa y lo capturaron violentamente junto a sacerdotes y laicos que lo acompañaban en ese momento. Álvarez fue golpeado por policías del régimen orteguista.
Desde entonces no se conoció su paradero hasta que Álvarez fue presentado el 13 de diciembre pasado ante los tribunales orteguistas para una audiencia preliminar, en cuya judicatura le dictaron arresto domiciliar. El obispo no ha tenido acceso a defensa particular y sus audiencias en diciembre y enero han sido a puertas cerradas.
La jueza Nidia Camila Tardencilla, estará a cargo del juicio contra Álvarez. Tardencilla, hija de un reconocido funcionario de la dictadura nicaragüense, ha condenado a varios líderes opositores que tampoco han tenido defensores particulares.
Álvarez es el primer obispo juzgado por la dictadura. Un segundo obispo, Silvio Báez, tuvo que exiliarse hace cuatro años tras recibir amenazas de la dictadura. Una veintena de sacerdotes y diáconos también han sido enjuiciados y algunos condenados por jueces de la dictadura nicaragüense. Además, docenas han tenido que exiliarse.