EEUU condena a jefa narco hondureña a 20 años de prisión

La considerada reina del narcotráfico en Honduras, Herlinda Ramos-Bobadilla paga una condena de 20 años de cárcel desde el pasado 28 de marzo en Estados Unidos, pero su trayectoria como traficante es propia de esas series televisivas que están de moda.

Durante una década esta mujer de 62 años movió miles de kilos de cocaína que la organización que comandaba, el clan Los Montes, recibía en el nororiente de Honduras, pasándola por el resto de Centroamérica, con destino a México, pero principalmente a Estados Unidos.

Sus años de gloria del narco fueron entre 2006 y 2015.

Su peso como jefa del narco fue tal, que el gobierno estadounidense llegó a ofrecer $5,000,000 por información que condujera a su arresto.

Por Herlinda Ramos-Bobadilla ofrecían una recompensa de $5 millones.

Chinda, como la apodaron, no estaba sola, Sus hijos, Noé y Tito, ambos de apellidos Montes-Bobadilla, le ayudaron a construir su imperio narcotraficante.

“La sentencia refleja el compromiso del Departamento de Justicia de responsabilizar a traficantes como Ramos-Bobadilla y desmantelar las organizaciones de traficantes que apoyan”, dijo el fiscal general adjunto Kenneth Polite, de la División Criminal del Departamento de Justicia, en día de la sentencia.

La mujer, junto a 5 de sus cómplices, se declararon culpables en 2015 de conspirar para traficar 5 kilos de cocaína, una cantidad insignificante tomando en cuenta la cantidad de droga que movía, de acuerdo a la investigación que desarrolló la agencia antidrogas de Estados Unidos, DEA.

Pero el pedigrí de Chinda no se limita a mover droga. El Departamento de Justicia la vinculó en 2009 con el asesinato de Julián Arístidez González, entonces jefe de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico de Honduras.

También habría conspirado con Noé Montes-Bobadilla, su hijo, para matar a un residente de Estados Unidos en Tocoa, Honduras.

Ella fue detenida en 2022 y el 26 de julio del mismo año fue extraditada a Estados Unidos para ser juzgada.

“No hay manera de saber con certeza cuánto daño dejó Ramos-Bobadilla a su paso”, advirtió Derek W. Gordon, un agente especial de Estados Unidos quien participó en la investigación.

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