Los recientes incidentes en el mar Báltico han puesto en evidencia un problema persistente en el comercio marítimo internacional: la utilización de la bandera de Panamá por buques rusos.
Dos petroleros, el “Eventin” y el “Jazz”, ambos bajo pabellón panameño, enfrentaron problemas mecánicos cerca de la costa alemana, lo que ha levantado sospechas sobre la seguridad y el origen de estas naves. Aunque el “Jazz” no figura en la lista de la “flota fantasma” rusa elaborada por Greenpeace, comparte con el “Eventin” el controvertido uso de la bandera panameña, comúnmente empleada para sortear sanciones internacionales.
La popularidad de Panamá como bandera de conveniencia se debe a su registro abierto, que permite a cualquier empresa o individuo registrar buques sin restricciones de nacionalidad.
Esto ha llevado a que alrededor del 16 % de la flota mercante mundial navegue bajo su bandera. Los bajos costos de registro y la posibilidad de eludir regulaciones laborales y ambientales más estrictas han convertido a Panamá en un destino atractivo para navieras de todo el mundo.
Sin embargo, este sistema también facilita que actores sancionados, como Rusia, aprovechen esta flexibilidad para continuar comerciando a pesar de los embargos internacionales.
El caso de los buques iraníes refleja una situación similar. En 2024, la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) comenzó a cancelar registros de barcos vinculados a actividades ilícitas, tras las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Desde entonces, Panamá ha retirado la bandera a decenas de buques relacionados con el envío de petróleo iraní a Siria y Asia Oriental, actividades que financian a grupos terroristas.
La presión internacional ha obligado a Panamá a endurecer sus controles, resultando en la eliminación de más de 160 barcos de su registro en 2022.
La creciente preocupación por la seguridad marítima y el cumplimiento de sanciones internacionales plantea un desafío para Panamá.
A pesar de sus recientes esfuerzos, el volumen de naves bajo su bandera dificulta un control efectivo.
La comunidad internacional exige medidas más estrictas para evitar que buques de estados sancionados continúen operando libremente. La tensión entre los beneficios económicos del registro abierto y la responsabilidad internacional de prevenir actividades ilegales se convierte en un dilema para el gobierno panameño, cuya reputación está en juego.
El reto de Panamá radica en equilibrar su posición como líder en abanderamiento de buques con la necesidad de salvaguardar la seguridad internacional. El futuro de su registro mercante dependerá de su capacidad para implementar controles más rigurosos y evitar que su bandera continúe siendo utilizada como herramienta para evadir sanciones globales.
Los 62 buques sancionados por EEUU y Reino Unido
Un total de 62 buques abanderados en Panamá y varias compañías panameñas han sido incluidos en una extensa lista de sanciones impuestas por Estados Unidos y Reino Unido. Estas medidas forman parte de los esfuerzos para frenar la evasión de sanciones por parte de Rusia en el sector energético tras la invasión a Ucrania.
Las restricciones afectan a importantes petroleras rusas como Gazprom Neft y Surgutneftegas, así como a aproximadamente 200 petroleros y embarcaciones utilizadas para transportar petróleo.
Moscú ha sorteado sanciones internacionales que incluyen un embargo, un tope al precio del crudo ruso y la prohibición de prestar servicios logísticos para el transporte marítimo de su energía.
Entre los buques panameños sancionados destacan el Capitán Kostichev, Christophe De Margerie, Nikolay Zadornov, NS Silver, Pavel Chernysh, Viktor Titov, Zaliv Amerika, Zaliv Amurskiy, Zaliv Aniva, Zaliv Baikal, Zaliv Vostok, Vladimir Arsenyev y Yuri Senkevich.
Prominent Shipmanagement Limited (PSML), empresa administradora de buques, también fue sancionada. Entre sus barcos con bandera panameña se encuentran el Fjord Seal, Corum, Valour, Salty Wolf, Sakarya, Sable, Cankiri, Elegance, Venture, Samsun, Sivas, Orient Vision, Orient Harmony y Panamá Owens.
Asimismo, Sino Ship Management Company Limited figura en la lista por gestionar los petroleros Deyna, Sirius 1 y Turaco. Sunne Co Limited también fue incluida como propietaria de los petroleros Heidi A, Amber 6, Apus, Aquila II, Emily, Lauren II, M Sophia, Minerva M, Sagitta y Tasca.
Otras empresas sancionadas incluyen Meghan Group Limited, dueña del buque Nereus Sophia; Trident Infinity Limited, vinculada al petrolero Neve; y Serpens Limited, propietaria del petrolero Nurkez. También destacan Amsha Maritime, operadora del buque Krishna, y Celestial Star Corporation por el barco Aquatica.
Cheng Shipping and Trader Limited fue sancionada por ser dueña del petrolero Ping An, mientras que Columba Limited aparece en la lista por el barco Cepheus. También figuran Hengtai Shipping Limited con el buque Heng Tai, Hera Gam Limited con el petrolero Freda y Hong Kong Yongye Shipping Limited con el petrolero Clio.
Entre los demás sancionados están Luseia Marine Services Co Ltd (Borey G), Noblefu Company Limited (Aulis), Loengo Shipping and Trader Limited (SI He), Surrey Quays Company Limited (Surrey Quay), Selena Lively Limited (Thalia III), Merluza Group Limited (Mermar), Lepus Sai Limited (Merope), Xingfu Hai Shipping Limited (Wei Feng), Gifted Peak Limited (Himalayan), Huihai Hong Kong Shipping Co Limited (Hui Hai Atlantic), Hong Kong Hanyuan Shipping Co Limited (Huihai Pacific) y Haima Shipping Limited con el petrolero Li Bai.