La agencia calificadora de riesgo Ftch Ratings mejoró el jueves la calificación de riesgo de Guatemala de “BB-“ a “BB” etiquetándola de “estable”, debido a la muy fuerte recuperación fiscal y económica de Guatemala, y una mayor mejora de las métricas externas, después de la pandemia y los choques de precios globales.
Según Fitch, “la recuperación posterior a la pandemia del PIB real fue una de las más rápidas de América Latina” y señala que los déficits fiscales y la deuda siguen siendo los más bajos en la categoría “BB”, y se han beneficiado de una mejor recaudación de impuestos.
“Los superávits de cuentas corrientes han mejorado las ya fuertes métricas de liquidez y solvencia externa”, señala.
El presidente del Banco de Guatemala, Álvaro Gonzalez Ricci reaccionó diciendo que “el informe señala en materia macroeconómica que entre las condiciones macroeconómicas relevantes, incluye un crecimiento económico fuerte y continuado, así como evidencia de mayor inversión y de mejores perspectivas de crecimiento económico de mediano plazo y de la desaceleración de la economía global”.
“Están reflejado un momento histórico de cómo estamos teniendo por segundo año consecutivo con mejores calificaciones de riesgo país ante un entorno mundial bastante complejo”, agregó Gonzalez Ricci.
Según González Ricci, el aumento en la letra de BB- a BB con perspectiva estable refleja que Guatemala se saltó la perspectiva negativa, superando a países como República Dominicana.
Advertencias
Sin embargo, Fitch advierte que las calificaciones “siguen limitadas por las puntuaciones de gobernanza excepcionalmente débiles, que se han deteriorado aún más en los últimos años, y los bajos indicadores de desarrollo humano”.
“La administración ha podido superar el estancamiento del Congreso para aprobar reformas y presupuestos; sin embargo, esto podría seguir siendo un desafío bajo el próximo gobierno después de las elecciones de 2023, dado un panorama político muy fragmentado”, indica Fitch.
La agencia estima que las perspectivas de crecimiento siguen estando limitadas por los cuellos de botella de capital humano e infraestructura de larga data, pero se enfrentan a algunos al alza de la tendencia global de “nearshoring” (que Guatemala está bien posicionada para aprovechar) y la urbanización en curso.
Fitch espera que las reservas de divisas sigan siendo altas y señala que aunque los ingresos fiscales siguen siendo bajos, aumentaron notablemente del 10,5 % del PIB en 2019 al 12,1 % en 2022.
Fitch estima que los bajos déficits fiscales mantendrán la deuda estable alrededor del 29 % del PIB, Fitch también proyecta que la inflación comenzará a moderarse a mediados de 2023 y alcanzará el 5,5 % a finales de año, ya que el componente importado cae en medio del endurecimiento continuo de las condiciones financieras globales y la desaceleración del crecimiento global.
Desafíos de gobernanza
Un tema de preocupación para Fitch es el panorama político fragmentado de cara a las elecciones generales altamente competitivas e inciertas del 25 de junio.
“El historial de Guatemala en política fiscal conservadora y un banco central independiente han anclado la continuidad de las políticas en el pasado, y es probable que excluyan las principales desviaciones de política en opinión de Fitch. Sin embargo, dada la fragmentación política, las perspectivas de nuevas reformas no están claras”, subraya la agencia.
Fitch recuerda que las puntuaciones de gobernanza han caído del percentil 31 en 2010 al 26 en 2022, principalmente debido al deterioro del control de la corrupción y el estado de derecho.
“Esto probablemente refleja la interferencia de las administraciones actuales y anteriores en el progreso judicial relacionado con la corrupción, que implicó la disolución del organismo de corrupción respaldado por la ONU CIGIG en 2019 y las recientes detenciones de figuras independientes”, advierte.