Si la República Popular China decide invadir Taiwán, las implicaciones mundiales de un conflicto podrían tocar las puertas de los países centroamericanos. Tanto Estados Unidos como Japón han manifestado su compromiso de defender a la isla, lo que podría desatar un conflicto de carácter global.
Las tensiones mundiales entre las dos potencias podrían alcanzar la región y China buscaría apoderarse de lugares estratégicos en América Central, especialmente en países donde últimamente han cambiado el reconocimiento diplomático de Taiwán por China, como Panamá, El Salvador o Nicaragua, advierte el Dr. Evan Ellis, profesor del War College del Ejército de los Estados Unidos.
El Canal de Panamá, el Golfo de Fonseca e incluso algunas carreteras de la región podrían despertar el interés de China para su uso militar y lanzar ataques con fuerzas navales y otras fuerzas contra Estados Unidos, convirtiendo en la región en un escenario bélico que nunca tuvo en las dos guerras mundiales del siglo XX.
Ellis sostiene que la orientación de los dirigentes de la República Popular China (RPC), su creciente poder militar, el aislamiento diplomático de Taiwán y otros factores hacen cada vez más posible un conflicto de este tipo. Por lo tanto considera que América Latina y el Caribe presentan objetivos estratégicos diplomáticos, económicos y militares que la RPC estará tentada de explotar en el contexto de dicha lucha, incluyendo arquitecturas digitales, el dominio espacial, puertos y aeródromos, entre otros aspectos.
Según Ellis, en su análisis “El Papel Estratégico de América Latina en un Conflicto Global por Taiwán”, China podrían interrumpir instalaciones clave o rutas de interés para los Estados Unidos como el Canal de Panamá o como ubicaciones operativas avanzadas de los EE. UU. como en Aruba y Curazao, la base aérea Soto-Cano en Honduras, o la de base aérea Comalapa en El Salvador.
Ellis explicó a Centroamérica360º que la región es tan importante que “los cambios de reconocimiento de Taiwán a China -de los países de la región- pueden ser algunos de los elementos claves de cuando lanzar la guerra o no”.
“Desde América Central o el Caribe, China podría buscar una oportunidad de interferir u observar despliegues y flujos de mantenimiento hacia el Pacífico, obviamente Panamá es un punto de choque clave para el tránsito marítimo en la región pero también en América Central podría ser una fuente clave de destrucción para China”, explicó Ellis.
Ola de refugiados
El experto subraya que esto podría generar una ola de desestabilización en Centroamérica y México que impulsaría una ola de refugiados a la frontera entre Estados Unidos y México, “como un desafío, impactando cadenas de abastecimiento entre América Central, México y Estados Unidos”.
“Todo con el resultado de impactar el abastecimiento de comida o los productos en la economía norteamericana durante la guerra”, subraya Ellis.
El profesor Ellis subraya que “en una segunda fase de una guerra es posible que algunos países centroamericanos permiten operaciones o se vean obligados a permitir operaciones de fuerzas navales chinas u otras fuerzas militares chinas desde América Central, esas fuerzas podrían poner a Estados Unidos en riesgo”.
En Centroamérica, el régimen de Daniel Ortega es el más proclive a fuerzas externas antiestadounidenses como China, Rusia o Irán. Ortega incluso firmó un acuerdo con el empresario chino, Wang Jing, para construir un canal interoceánico en Nicaragua, un proyecto faraónico que nunca inició.
Ellis señala que “el gobierno antiestadounidense de Ortega en Nicaragua sería un candidato probable para permitir el uso de sus puertos, aeródromos y otras instalaciones, incluso por los rusos y otros aliados de la República Popular China”.
El riesgo del Golfo de Fonseca
Ellis subraya que el Golfo de Fonseca -que comparten El Salvador, Honduras y Nicaragua- “sería un sitio tentador para su uso militar en tiempos de guerra por parte de la República Popular China, aunque su proximidad a Estados Unidos lo haría vulnerable a las fuerzas estadounidenses”.
El académico señala en su estudio que “la posible construcción y operación por parte de China de una futura instalación portuaria comercial en La Unión, El Salvador, la capacidad de proyectar fuerzas que afecten a las operaciones en el cercano Canal de Panamá y el acceso relativamente fácil al Atlántico en el corredor seco que atraviesa Honduras, aumentarían su valor estratégico, especialmente si el gobierno de orientación izquierdista de Honduras, al igual que los vecinos El Salvador y Nicaragua, hubiera cambiado sus relaciones con China en el momento del conflicto”.
El Salvador estableció relaciones con China en 2018 y su presidente Nayib Bukele visitó ese país en 2019, desde entonces ha tenido una cercanía inédita con ese país. Daniel Ortega restableció relaciones con China en diciembre de 2021 y ha anunciado una “alianza de revoluciones”. La presidenta hondureña Xiomara Castro había anunciado durante su campaña electoral la intención de establecer relaciones con China, pero tras un año en el gobierno ha reafirmado sus relaciones con Taiwán.
“El Golfo de Fonseca podría ser un rol estratégico en el futuro, por un lado como puerto, por otro lado como una manera de cruzar el continente con esta carretera, el Corredor Seco, además acceder a Panamá, pasando por Nicaragua. Estas tres conexiones norte-sur, este-oeste, este sector portuario en una guerra son sumamente estrátegicos”, explicó Ellis a Centroamérica360º.
Diplomáticos estadounidenses han denunciado las intenciones chinas de establecer bases en el puerto de La Unión tras la compra de terrenos en la isla Perico de El Salvador, por parte de un empresario chino.
Ellis señala también “la profundización de la dependencia de China, posiblemente facilitada por el creciente aislamiento del régimen de Bukele con respecto a Estados Unidos y las negociaciones con la República Popular China para comprar su deuda y lograr un acuerdo de libre comercio que abra aún más los mercados salvadoreños, aumentaría la probabilidad de que un futuro gobierno salvadoreño acepte dicha colaboración”.
Ellis también advierte ”la profundización de la influencia de la porción de extrema izquierda del partido Libre en Honduras, junto con su eventual reconocimiento e impulso de la relación comercial con la China, contribuiría a la probabilidad de que ese gobierno colabore con la en dicho proyecto de guerra”.
Instituciones democráticas fuertes
Ellis señala que “lo más importante es que los países centroamericanos mantengan instituciones democráticas fuertes y realmente no permitan que sus líderes caigan en influencias indebidas de actores como China para su sobrevivencia personal”.
Si un líder cae en influencia de China, según Ellis, “se pondría más en peligro de ser utilizado”.
Ellis cree que la posición geográfica de América Central y su integración en la economía de Estados Unidos, naturalmente “lo pone bajo consideración de China en varios aspectos, como blanco”.