La inigualable devoción de Guatemala vuelve a latir en Semana Santa

En ningún lugar de Centroamérica la Semana Santa se vive como en el país de la eterna primavera. Aquí, las procesiones y las actividades van más allá de lo religioso.

Guatemala vive este viernes el día más solemne de la Semana Santa y decenas de miles de personas presencian una de las tradiciones religiosas más populares de Centroamérica, las procesiones, consideradas patrimonio de la humanidad.

Las procesiones del Vía Crucis y el Santo Entierro, muy coloridas y consideradas un evento nacional, convocan no sólo a católicos y locales, sino de otras religiones y países que se rinden ante las tradiciones tan particulares de este país de 17 millones de habitantes, donde las raíces nativas aún son muy profundas.

Fieles con túnicas moradas y capuchas negras cargan las imágenes de Jesús mientras avanzan sobre coloridas alfombras elaboradas de aserrín.

Guatemala vive la temporada más allá de lo religioso, porque la fe, fundida con las tradiciones propias, elevan las actividades a un plano que quizá no se mira en ningún otro país de la región.

Debido a las procesiones, el Centro Histórico de la capital permanecerá cerrado al tráfico vehicular, convirtiéndolo en una enorme zona peatonal.

La celebración de la Semana Santa comenzó en Guatemala en el siglo XVI con los conquistadores españoles, pero los nativos mayas la mezclaron con sus tradiciones y su cosmovisión, dando como resultado lo que ahora se vive.

En los hogares guatemaltecos se cocinan platos típicos de la época colonial, como conservas dulces, encurtidos de verduras y pescado seco.

En la Antigua Guatemala, a sólo 38 kilómetros de la capital, las procesiones del Viernes Santo también se viven con particular intensidad. Siendo este el destino turístico por excelencia, permanece abarrotado durante toda la semana.

 

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