FMI proyecta moderado crecimiento económico en Centroamérica en 2024

El Salvador tiene la proyección más baja de toda la región: 1.9%.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que para el 2024 la economía centroamericana crecerá un 3.9 %, según el informe “Perspectivas Económicas Las Américas”, publicado este lunes por el organismo.

Según detalla el documento, el crecimiento regional el próximo año será de 3.9, una décima más que la proyección 2023 que fue de 3.8.

Aun así, el organismo determina que el crecimiento regional ha venido a menos desde que se proyectó a 11.2 en 2021 y alcanzó el 5.4 en 2022.

A nivel de países, la economía que más crecerá en el istmo será República Dominicana con 5.5 (el FMI ubica a este país en la región centroamericana), seguida de Panamá con 4.0 por ciento.

La economía de Guatemala se proyecta en tercer lugar con 3.5, seguida de Nicaragua con 3.2 y Costa Rica y Honduras empatan con 3,2.

El Salvador a la zaga

A la zaga queda El Salvador con una proyección de 1.9%, la más baja de toda la región en los últimos años y una estrepitosa caída respecto al año 2021, cuando el FMI proyectó un crecimiento de 11.2 en ese país.

En América Central, Panamá y la República Dominicana (CAPRD), el crecimiento se ha moderado recientemente, aunque menos que en América Latina, dado que el sector de servicios es aún resiliente y está respaldado por remesas aún sólidas”, dice el informe.

De acuerdo con el reporte, la actividad económica en América Central, Panamá y la República Dominicana desde comienzos de 2022 ha estado impulsada por el sólido consumo privado, sostenido por las aún abundantes remesas —en especial en Nicaragua, pero también en Guatemala y Honduras— así como por la continua recuperación en el sector de servicios.

“Las exportaciones han sido en general débiles en la región debido al menor dinamismo de la demanda externa, excepto en Costa Rica”, dice el documento.

“Se proyecta que el crecimiento en CAPRD se modere más en 2023–24 en medio de una coyuntura externa menos favorable y condiciones meteorológicas severas en algunas partes de la región, y las perspectivas siguen estando sujetas a considerables riesgos en contra, incluidos los relacionados con una desaceleración mundial más pronunciada de lo previsto, una inflación más persistente, nuevas turbulencias en el sector financiero en las economías avanzadas y desastres naturales”, reporta el documento del FMI.

Perspectiva por países según el FMI

En Costa Rica, el descenso de la inflación ofrece margen para más relajamiento monetario en 2023 en un contexto de expectativas de inflación bien ancladas. Las reformas tributarias previstas contribuirán a que el sistema sea más progresivo, equitativo, eficiente y favorable para el medio ambiente.

Se están adoptando más medidas para reforzar la protección social, formalizar el empleo, apoyar la participación de las mujeres en la fuerza laboral, atraer financiamiento para el clima e integrar los riesgos de la transición climática en la planificación fiscal.

En la República Dominicana, las políticas deben centrarse en aumentar la credibilidad, mejorar el clima empresarial para impulsar la productividad, reforzar la gestión de gobierno y las redes de protección social y emprender reformas en el sector de la electricidad. El incremento perdurable de los ingresos a través de reformas para ampliar la base tributaria también facilitaría una consolidación fiscal inclusiva a mediano plazo.

En El Salvador, aunque el canje de deuda ocurrido en abril de 2023 (sobre el 24 por ciento del PIB de la deuda pública en manos de fondos de pensiones privados) alivió el flujo de caja, la aplicación de una consolidación fiscal creíble y la mejora de la transparencia fiscal son las principales prioridades en materia de políticas, en particular para proteger las reservas de liquidez y recuperar el acceso a los mercados. Es necesario abordar los riesgos derivados de la adopción del bitcoin como moneda de curso legal.

En Guatemala, ampliar la implementación de reformas estructurales, incluido un muy necesario programa de infraestructura transformador, el impulso al capital humano y políticas sociales bien focalizadas, junto con la mayor certidumbre jurídica y la mejora de la seguridad, son esenciales para respaldar un modelo de crecimiento sostenible e inclusivo a mediano plazo, con un mayor crecimiento potencial.

En Honduras continúa siendo esencial llevar a cabo una gestión fiscal prudente y adoptar políticas fiscales estructurales de apoyo a fin de crear espacio para atender las importantes necesidades de inversión, especialmente en el sector energético, la adaptación al cambio climático y el gasto social, preservando también la sostenibilidad de la deuda. Una mayor coherencia entre las políticas monetaria y cambiaria facilitaría la desinflación, reduciría las presiones cambiarias y protegería las reservas.

En Nicaragua, las prioridades incluyen garantizar la sostenibilidad fiscal a mediano plazo de manera inclusiva, reforzar la resiliencia del sistema financiero, apoyar el crecimiento a mediano plazo invirtiendo en infraestructura y conectividad, mejorar el clima empresarial e incrementar la participación en la fuerza laboral. Asimismo, hay que seguir reforzando los marcos para la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

En Panamá, las políticas han de centrarse en fomentar la resiliencia a los shocks, en particular reduciendo el déficit fiscal de conformidad con la Ley de Responsabilidad Fiscal, asegurar que se mantenga la debida capitalización y liquidez de los bancos y reforzar el capital humano y la gestión de gobierno para que continúe la rápida convergencia de los ingresos con las economías avanzadas.

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