19 de julio: de efeméride nacional a culto familiar en Nicaragua

De aquella fiesta popular en la que millares de nicaragüenses colmaban plazas públicas para recordar la revolución sandinista no quedó nada. Ahora el 19 de julio se hacen pequeños actos, muy controlados, del orteguismo.

Este 19 de julio, como en los últimos 3 años, no habrá concentración masiva de nicaragüenses en plazas abiertas. Otra vez los fanáticos del Frente Sandinista de Liberación Nacional serán contados, escogidos, uniformados y vigilados para estar en la fiesta partidaria que otrora fue una efeméride nacional.

El régimen de Daniel Ortega y su familia, en el poder desde 2007, anunció que al igual que desde el año 2020, el acto central del 44 aniversario de la llamada revolución popular sandinista de 1979, será en una plaza pequeña con control de asistencia.

Cambio de familias en el poder

En Nicaragua cada 19 de julio se conmemora un aniversario del fin de la dictadura somocista que gobernó Nicaragua durante 43 años.

Por aquel entonces, en 1979, las guerrillas sandinistas de izquierda derrotaron por las armas a la familia Somoza, entronizada en el poder de forma dinástica.

Desde entonces la fecha fue considerada una efeméride como fiesta nacional bajo asueto, pero desde 2022 la dictadura familia Ortega-Murillo decretó la fecha como feriado nacional.

En una pequeña oficina de abogacía en San José, Costa Rica, un abogado que durante décadas fue sandinista y colaborador histórico del FSLN, pero que está en el exilio perseguido por el régimen nicaragüense, recuerda que las primeras celebraciones eran incluso “una fiesta internacional”.

“Primero fue una fiesta internacional”

“Venían delegaciones de todo el mundo que admiraban a la revolución popular sandinista. Venían líderes mundiales de toda ideología, la revolución era admirada y atraía la atención de todos lados, de modo que primero fue una fiesta internacional”, recuerda “Julián”, nombre ficticio del exfuncionario sandinista de los años 80.

El abogado rememora que esa fiesta internacional fue decayendo por la guerra civil librada por la resistencia nicaragüense con apoyo de Estados Unidos y el régimen sandinista apoyado por la extinta Unión Soviética.

19 de julio de 1985 en Managua.

“Para 1986 fue la última gran celebración con delegaciones importantes. El FSLN ya se estaba desgastando por la guerra y los abusos que se cometían contra los campesinos, el pueblo y las voces críticas”, admite este abogado exiliado.

Luego, la fiesta de Daniel Ortega y familia

Luego, dice, el 19 de julio empezó a celebrarse como fiesta de la izquierda internacional hasta 1990, cuando Ortega perdió las elecciones y comenzó a desestabilizar Nicaragua desde la oposición.

Celebración del 19 de julio de 1990, el año que Daniel Ortega perdió las elecciones democráticamente ante Violeta Barrios de Chamorro.

“Ya después de 1990 no venían personalidades y la celebración se hizo voluntaria entre sandinistas. No era, hay que admitirlo, una fiesta nacional, ya no estaban en la tarima los nueve comandantes de la revolución, pero el FSLN tenía una base sólida y llenaban la plaza de la revolución con 50 mil, 60 mil, más o menos”, recuerda.

“Pero ya no era el FSLN como tal el que celebraba, sino Ortega como personaje principal del acto”, señala “Julián”.

Desde que Ortega regresó al poder en 2007 con el 38 por ciento de votos, trató de revitalizar las fiestas partidarias con la movilización de recursos del Estado y la exigencia para los empleados públicos, policías, militares y fanáticos del régimen.

Marcha de empleados públicos

El exdiputado del extinto Movimiento Renovador Sandinista, disidente del FSLN, Enrique Sáenz, también en el exilio, lo refleja del mismo modo: el 19 de julio se privatizó en una familia que obliga a los empleados públicos a marchar.

“Durante más de 40 años las celebraciones del 19 de julio y fechas conexas han sido un bastión, primero del sandinismo y después del orteguismo. Se han utilizado para mostrar fortaleza, animar a sus bases, intimidar a los adversarios”, señala.

“Millones y millones de dólares se han invertido a lo largo de los años en estas celebraciones con símbolos, propaganda, fiestas, pancartas, juegos pirotécnicos, profusión de banderas, movilizaciones, música, festivales, discursos, fintas para mostrar apoyo internacional”, dice Sáenz.

El propósito de fondo es mostrar que “son una fuerza invencible”, señala el exiliado, quien, sin embargo, dice que “todo termina en un embuste”.

“Toda esta fanfarria, aunque en gran medida falsifique la realidad, deja huellas, comenzando por sus propios seguidores que olvidan penas y cultivan confianza y esperanzas. También estas percepciones se marcan en la mente del resto de la población, y se arraigan luego como opinión que guía la conducta o las actitudes de esa misma población”, indica.

Y remata: “El hecho claro y pelado es que la cancelación de las celebraciones del 19 de julio, el 17 de julio, el repliegue, entre otras, constituye un fracaso del orteguismo, en toda la línea”.

Fecha de luto y dolor

Y en efecto, desde 2020 Ortega y su familia realizan el evento en circuito cerrado, en plazas pequeñas, con invitados seleccionados, uniformados y autoridades del régimen que aplauden y celebran más que al FSLN, al dictador Ortega.

Fuera de Nicaragua las voces públicas consideran el 19 julio como un “día de luto” en rechazo al sandinismo que ejerce el poder en el país y las miles de víctimas provocadas por el régimen en los años 80 (más de 50,000) y ahora desde 2018 (más de 355).

Celebración del 19 de julio de 2020 en Managua.

Organizaciones opositoras en el exilio emiten comunicados, notas de prensa y mensajes de rechazo a la fecha. Comparan a los Ortega-Murillo con los Somozas.

Desde Nicaragua, con conexiones de cuentas desde Cuba, Venezuela y Rusia, la dictadura llena las redes sociales con mensajes de apoyo a la fiesta del régimen.

Rosario Murillo, co-dictadora de Nicaragua, anuncia festiva la presencia de invitados extranjeros especiales, usualmente de Cuba y Venezuela, más aliados coyunturales, así como lee entusiasmada mensajes de apoyo de dictaduras como Irán, Rusia, China y Corea del Norte.

Acto de culto a Ortega-Murillo

“Se creen populares, pero son rechazados por la mayoría del pueblo nicaragüense y están aislados de todo el mundo, solo se sostienen por una maquinaria de terror y represión”, dice Gonzalo Carrión, activista de derechos humanos en el exilio.

Para él, el 19 de julio dejó de tener significado de fiesta nacional y se ha convertido en una fiesta partidaria y de culto a una familia.

 

En los últimos años Ortega-Murillo solo se han rodeado únicamente de miembros de la juventud sandinista, principales funcionarios del gabinete y altos mandos del Ejército y la Policía.

El pueblo, sandinistas y no sandinistas, lo ve desde las cadenas de televisión y radio que son obligadas a transmitir sus discursos trasnochados.

 

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