El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), cerró sus oficinas el lunes en Nicaragua luego que la dictadura de Nicaragua ordenara su expulsión del país, obligando al fin a la labor humanitaria que realizaba el organismo en el país.
“Por pedido de las autoridades nicaragüenses, el CICR ha cerrado su oficina en Managua, terminando así su misión humanitaria en el país”, señaló un comunicado desde su oficina en México.
La delegación regional del CICR para México y América Central reiteró en un comunicado su disponibilidad para “reanudar su diálogo y acción humanitaria en Nicaragua”.
El CICR recordó que recibió en 2018 la autorización para abrir una misión “enfocada en objetivos exclusivamente humanitarios”.
En mayo pasado, la Asamblea Nacional, dominada por Daniel Ortega, aprobó por unanimidad disolver a la Cruz Roja nicaragüense, que operaba desde 1931, alegando que la institución faltó a sus principios de imparcialidad porque durante la represión a protestas de opositores, los socorristas de la entidad humanitaria atendieron a manifestantes heridos.
En junio, la Asamblea Nacional aprobó la creación de la “Cruz Blanca”, que sustituye la Cruz Roja Nicaragüense tras haber sido intervenida y expulsada del país. La Cruz Blanca se apoderó de todo el patrimonio que pertenecían a la Cruz Roja y está adscrita al Ministerio de Salud.
En 2019 el CICR estableció una misión permanente en Managua y formalizó con las autoridades nicaragüenses un acuerdo para visitar a personas detenidas.
Desde entonces, el organismo había apoyado a Cruz Roja para brindar contacto entre familias y fortalecer su labor humanitaria a favor de las personas más vulnerables, prevenir y atender consecuencias humanitarias de la privación de libertad, y llevar a cabo actividades de formación sobre Derecho Internacional Humanitario.