En Nicaragua y Honduras aumenta preocupación por endeudamiento con China

Académicos advierten sobre préstamos chinos sin transparencia, que favorecen a empresas chinas, con consecuencias en la autonomía política de Nicaragua y Honduras, así como en su dependencia económica.

La dictadura Ortega-Murillo de Nicaragua ha asumido una serie de compromisos crediticios con China. Se desconocen las condiciones.

Un proyecto de construir un nuevo aeropuerto en Nicaragua ha sido presentado por la dictadura Ortega-Murillo como un “proyecto transformador” aunque no revelan la tasa de interés ni el plazo del crédito de $430 millones que la República Popular China les ha impuesto. Tampoco las condiciones son conocidas.

En Honduras, un crédito de China para construir una represa hidroeléctrica fue una de las justificaciones del gobierno de Xiomara Castro para romper relaciones con Taiwán. China ya había otorgado un préstamo previo por unos 300 millones de dólares para construir la represa Patuca III, inaugurada en enero de 2021 por el entonces gobernante Juan Orlando Hernández, hoy encarcelado por narcotráfico en una cárcel estadounidense.

Tampoco hubo detalles sobre tasas de crédito ni condiciones del préstamo anterior ni el que supuestamente se gestionaba.

La experiencia dice que China se queda con todo, que sabe que el país no podrá pagar. Ese es el miedo”, dice Carolina Alduvín, una académica hondureña entrevistada por Centroamerica360.

“Nos van a hundir, como han hecho con otros países andinos, africanos y de Asia”, subraya Alduvín.

En el caso de Nicaragua, los 430 millones de dólares se destinarán al proyecto del aeropuerto internacional de “Punta Huete” y al proyecto “Tres Esferas” de almacenamiento de Gas Licuado.

“La habilitación del (aeropuerto) “Punta Huete” es un proyecto transformador para Nicaragua que va a permitirnos posicionarnos en Centroamérica como la plataforma regional para la exportación e importación de productos, y fortalecer el turismo en Nicaragua”, dijo en su momento Laureano Ortega Murillo, el hijo de la pareja dictatorial nicaragüense al anunciar el proyecto en diciembre.

Falta de transparencia

El politólogo Félix Maradiaga, presidente de la Fundación Libertad y un expreso político de la dictadura Ortega-Murillo, recuerda que China ha sido un importante prestamista para países en desarrollo a través de su Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda.

“A menudo, estos préstamos se ven más atractivos que los ofrecidos por instituciones tradicionales como el Banco Mundial, el FMI o el BID, debido a requisitos aparentemente menos estrictos en términos de reformas económicas y transparencia. Sin embargo, esta menor exigencia viene acompañada de otras condiciones que pueden generar dependencia y comprometer la autonomía de los países receptores”, señala Maradiaga.

La falta de transparencia es el otro problema de estos créditos. Nunca transcienden los detalles ni se discuten públicamente sus alcances como sí sucede con créditos de organismos financieros internacionales.

“Los préstamos chinos a menudo carecen de la transparencia que exigen instituciones como el Banco Mundial. Esto dificulta evaluar el verdadero costo y las condiciones de los préstamos, lo que puede llevar a una deuda insostenible”, explica Maradiaga.

“La falta de transparencia y las condiciones potencialmente onerosas de China podrían llevar a una deuda insostenible, limitando la capacidad de los países para financiar el desarrollo futuro”, subraya el politólogo.

Además, señala Maradiaga, “China afirma que sus préstamos no están condicionados políticamente, en la práctica, la aceptación de estos fondos suele requerir el apoyo a posiciones políticas chinas, como la política de “Una sola China”. Esa política es la que obliga a los países a romper con Taiwán, por ejemplo.

Laureano Ortega, hijo de la pareja de dictadores nicaragüenses, es un viajero frecuente a China.

Enormes riesgos y todo para los chinos

El otro problema es que los proyectos financiados por China a menudo son ejecutados por empresas chinas, lo que limita la participación local y crea una dependencia económica de China para el mantenimiento y la operación de la infraestructura.

Maradiaga advierte que “algunos acuerdos de préstamos incluyen cláusulas que permiten a China tomar control de activos estratégicos en caso de incumplimiento, lo que plantea riesgos de soberanía”.

Eso ya ha sucedido en países como Sri Lanka, Camboya y en varias naciones africanas, donde terminan siendo dueños de infraestructura fundamental como aeropuertos o puertos.

“Los proyectos financiados por China a menudo enfrentan críticas por su impacto ambiental y social, y la falta de estándares en estas áreas comparados con los exigidos por instituciones como el Banco Mundial”, advierte el politólogo nicaragüense.

La represa de Pachuca en Honduras, fue financiada por un crédito de China.

Consecuencias para Nicaragua y Honduras

Maradiaga señala que para Nicaragua y Honduras, aceptar préstamos de China en lugar de los ofrecidos por instituciones tradicionales podría tener graves consecuencias en su autonomía política y en su dependencia económica.

“La autonomía política de ambos países podría verse comprometida si se ven obligados a alinearse con las políticas y posiciones internacionales de China”, dice Maradiaga.

Para la académica hondureña, Carolina Alduvín, un riesgo es que el gobierno de Xiomara Castro tiene una “ambición sin límites”

“La señora Castro intercambió su dignidad por llegar al puesto, viajar por todo el mundo a costillas del erario y llenarse los bolsillos de lo que caiga en préstamos, venga de donde venga. Los chinos parece que están en todos los rubros”, subraya.

Para Maradiaga, “mientras que los préstamos chinos pueden ofrecer una alternativa atractiva a corto plazo, es crucial que Nicaragua y Honduras evalúen cuidadosamente las implicaciones a largo plazo de aceptar estos fondos, especialmente en términos de autonomía, sostenibilidad de la deuda y desarrollo sostenible”.

Irregularidades en proyectos

A todo eso hay que sumarle una advertencia que hace el Dr. Evan Ellis, un estudioso de las relaciones entre China y América Latina.

“He pasado 20 años siguiendo el avance de China en América Latina, y es extremadamente raro encontrar un gran proyecto de infraestructura chino que no haya sido acosado por retrasos, desafíos legales y disturbios sociales vinculados a acusaciones de prácticas corruptas, diseño e implementación deficientes, estudios de apoyo ausentes o realizados incorrectamente sobre impactos ambientales y/u otros, malas relaciones laborales y comunitarias, incluida la minimización”, señala Ellis, un académico del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos.

La trampa de la deuda china es una estrategia de ese país que consiste en la financiación para deuda o grandes proyectos, bajo condiciones de devolución, intereses y amortización del capital muy difí­ciles de cumplir. Llegado el momento, los estados no pueden cumplir los plazos y los acreedores exigen los bienes en los que se ha invertido o favores geopolíticos.

El gigante asiático ha sido acusado de llevar a cabo estas prácticas, no solo por sus inversiones en la “Nueva Ruta de la Seda” sino también por los desembolsos que ha llevado a cabo en infraestructuras, deuda soberana o empresas con alto interés estratégico. 

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