Xiomara Castro cumple 2 años como presidenta de una Honduras aún empantanada

Para festejar con el pueblo, la presidenta hondureña mandó a cerrar el bulevar más importante de la capital para recibir un baño de multitudes. El país sigue empobrecido, marcado por la violencia, la corrupción no cesa y los cambios económicos no han llegado.

Iris Xiomara Castro de Zelaya prometió “refundar” Honduras y, tal como insistió en su campaña, le dió un giro a la izquierda al empobrecido país. Abrazó dictaduras, como la de Nicaragua, donde el régimen encarcela obispos, los condena y después destierra; o la de Venezuela, que impide todo asomo de un candidato opositor y “obliga” a millones de sus ciudadanos a migrar; o la de Cuba donde la democracia no es más que un término vacío. Pero a 2 años de su llegada al poder, las deudas son muchas. Al menos eso sostienen sus críticos.

El país sigue sumido en la pobreza, la polarización política es más acentuada, la violencia avanza sin freno, el narcotráfico hace de las suyas y ahora, en un efecto de rebote, es un importante puente para la migración irregular que desde Sudamérica y otros continentes va rumbo a Estados Unidos.

A pesar de ello, Castro se dará este sábado, cuando se cumplen 2 años de su llegada al Ejecutivo, su necesario baño de masas. Hasta ordenó cerrar una de las principales vías de Tegucigalpa, el Bulevar Suyapa, para estar “con el pueblo que quiere el cambio”.

Ella marcó un hito, la primera presidenta del país. Pero, ¿de verdad ha combatido la corrupción? Sus críticos dicen que no, al contrario, la ha acentuado. Pero sus allegados incluso juran que nadie ha hecho tanto por el país como ella.

Uno de ellos es Salvador Nasralla, el hombre que casi fue presidente en 2017, pero un “curioso” giro en el conteo de votos le dejó en segundo lugar, apenas 1.5 % detrás de Juan Orlando Hernández, quien ahora es juzgado en Estados Unidos por narcotráfico.

Ha sostenido sistemáticamente que el principal problema es el esposo de Castro, Manuel Mel Zelaya, quien la orilla a caminar al “comunismo” y con ello, llevar al despeñadero a Honduras.

Pero en opinión de Mel, fue “Nasralla quien rompió la alianza (que tenían en campaña y los primeros meses de gobierno) desde el momento que insulta a la Presidenta y menosprecia todo lo que se esta haciendo en favor del pueblo”, como lo explicó en su momento.

Pero más allá de lo político, la educación, salud, seguridad y empleo, las promesas que hizo, siguen estancadas.

Xiomara Castro sostiene que no se ha podido avanzar para recomponer el país, debido a la herencia dejada por la “narcodictadura”, como se refiere a los años de gobierno del Partido Nacional, 12 años con 2 presidentes ahora emproblemados en situaciones legales por corrupción.

Mientras tanto, el influyente Consejo Hondureño de la Empresa Privada sigue esperando que la política cumpla las promesas, mientras mira con recelo las siempre latentes intenciones de darle un revés al gremio. Por ejemplo, el paquetazo o Ley de Justicia Tributaria, una propuesta que busca eliminar una serie de beneficios a las empresas y con las que, según el gobierno pagarán los tributos justos, pero que para los privados es un ataque que provocará la pérdida de miles de empleos.

El gobierno también es señalado por nepotismo. Con familiares y amigos en importantes cargos gubernamentales, la gestión de Castro es la “del familión”, como le llaman los hondureños: su esposo es su principal asesor; uno de sus hijos, secretario privado; un sobrino, ministro de la Defensa y así, muchos más.

Y aunque los índices de violencia han bajado un 16 %, al menos en casos de homicidios, los números son elevados. Solo en lo que va del año han asesinado a 17 mujeres.

Y en el Congreso, controlado por el oficialismo de Libre y sus aliados, entre ellos el más incondicional, el presidente, Luis Redondo, las negociaciones más importante siguen estancadas.

A pesar de todo, Castro tendrá su baño de multitudes. Se rendirá ante los aplausos de sus camaradas. 

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