Bernardo Arévalo jura como presidente de Guatemala con ocho horas de retraso

Bernardo Arévalo y Karin Herrera fueron juramentados como presidente y vicepresidenta este 15 de enero, durante la madrugada, tras una jornada rocambolesca, como han sido los días desde que ganaron las elecciones.

Con más de 8 horas de retraso y después de una jornada en la que hubo amenazas, gritos, empujones, manifestaciones y encontronazos con policías, Bernardo Arévalo por fin fue juramentado como presidente en Guatemala la madrugada de este 15 de enero.
Entre constantes aplausos, el nuevo mandatario juró a las cero horas con 21 minutos cumplir con amor patriótico el cargo de mandatario en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias de la capital.
Samuel Pérez, nuevo presidente del Congreso fue el encargado de tomarle la protesta con una sonrisa cómplice. El diputado es miembro de su partido, Movimiento Semilla, restituido como bancada apenas un par de horas antes de la toma de posesión.


Arévalo, de 65 años, fue acompañado por su esposa, la primera dama Lucrecia Peinado.
Unos minutos después, Karin Herrera juró como vicepresidenta.
Su gobierno va desde este 15 de enero hasta el 14 de enero de 2028.
El ausente en la ceremonia fue el impopular Alejandro Giammattei, que terminó su mandato en medio de múltiples acusaciones de corrupción y dejando una profunda crisis social.
A las cero horas con 38 minutos habló por primera vez como presidente.
Es un “día trascendental gracias al ejercicio democrático”, externó.
“Nuestra democracia tiene la fortaleza necesaria para resistir”, dijo.


“En estos meses sugirieron temores de la dictadura, sin embargo el pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría” y agradeció al Tribunal Supremo Electoral, la Corte de Constitucionalidad y la comunidad internacional.
“Nunca más el autoritarismo”, añadió.
Prometió que no permitirá que las instituciones del Estado se dobleguen ante la corrupción.
Invitó a políticos, empresarios y ciudadanía a abrazar sus diferencias y emprender un camino de unidad, diálogo y paz.
Anunció de nuevo la construcción de un sistema masivo de transporte de pasajeros en la capital, el crecimiento económico, mejorar la inversión pública, elevar la calidad de la salud pública, mayor atención en educación, la integración centroamericana, mejorar la seguridad pública y respetar la democracia.
El diálogo, dijo, será un eje central en su gobierno.
Prometió una administración inclusiva con los pueblos indígenas, olvidados por décadas, y el respeto a los derechos humanos, además de impulsar una política profunda de medio ambiente y respeto a los migrantes que atraviesan Guatemala y velar por los guatemaltecos que deciden salir del país.

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