El papa Francisco recibirá personalmente a obispos y sacerdotes desterrados de Nicaragua

El pontífice se encontrará este viernes 26 de enero con Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa; Isidoro Mora, obispo de Siuna; y otros 16 sacerdotes, que el pasado 14 de enero llegaron a Roma expulsados de su país por el régimen de Nicaragua

El papa Francisco

Dos semanas después de haber sido desterrados y enviados al Vaticano por la policía al servicio de la familia dictatorial de Nicaragua, el papa Francisco recibirá personalmente a los sacerdotes nicaragüenses desterrados.

De acuerdo con el medio católico Religión Digital, el encuentro en las oficinas del Pontífice será “una conversación privada, íntima, con abrazos y lágrimas”.

Según el portal católico, Francisco se encontrará este viernes 26 de enero con Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa; Isidoro Mora, obispo de Siuna; y otros 16 sacerdotes, que el pasado 14 de enero llegaron a Roma expulsados de su país por el régimen de Nicaragua, siendo recibidos por el secretario de Estado, Pietro Parolin

“Son los nuevos mártires en vida de la Iglesia católica. Rolando Álvarez, Silvio Báez, decenas de curas deportados y exiliados por la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua… Muchos de ellos, obligados a huir de su país para evitar la cárcel, o exiliados de su patria, perdiendo su nacionalidad y su arraigo”, dice la nota emotiva del portal.

“Desde el primer momento, y pese a las críticas, Francisco ha estado con ellos. Y, mañana, tal y como ha podido confirmar RD, el Papa les recibirá”, dice la noticia.

Los obispos nicaragüenses Rolando Álvarez e Isidoro Mora, desterrados por la dictadura de Nicaragua, oficiaron una misa en Roma, tras su liberación y destierro.

En efecto, previo al destierro de los religiosos, el papa se había referido al tema de la persecución religiosa en Nicaragua en dos ocasiones y pedido en una de ellas un diálogo respetuoso con la dictadura para la liberación de los sacerdotes.

Antes de este anuncio, el papa ya había recibido en Roma al obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, exiliado desde 2018, y a quien Francisco renovó en su misión.

La dictadura de Nicaragua agradeció al papa su apoyo a una negociación en la cual los tiranos Daniel Ortega y Rosario Murillo presionaron al Vaticano para recibir a los sacerdotes que, en su mayoría, habían sido secuestrados en sus parroquias y desaparecidos por los policías del régimen.

La relación de la grotesca administración sandinista con el papa ha sido tirante y difícil; en muchas ocasiones, en sus discursos de odio contra la Iglesia católica, el dictador Ortega y su cruel pareja Rosario, han llamado al papa y al clero “mafias”, “demonios” y “asesinos”.

El papa les respondió en su momento con una contudencia histórica e inusual: calificó al dictador como “desequilibrado” y a su régimen como una combinación entre lo peor de las atroces dictaduras nazis y comunistas del siglo pasado.

Exit mobile version